PERSPECTIVA
Nunca debemos
perder la perspectiva. Y cada generación tiene la suya propia, que le es
inherente… Por eso hay que juzgarla con y desde sus propios matices, aún
asumiendo lo tremendamente difícil que eso es para los de la mía, por ejemplo…
Y es que los de mi generación tendemos a fijarnos casi más en las formas que en
los contenidos, y menos en los porqués de tales formas o modos. Y que no sean
las adecuadas no quiere decir que no lleven razón en lo que quieren decir,
aunque nos disguste, y a mí también, las maneras de protestar y exponerlas.
Un caso muy ilustrativo de esto ha
sido el de la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, 26 añicos, a
la que se le ha juzgado por un delito contra los sentimientos religiosos, y se
le ha condenado (¿?)… Hace cuatro años, antes de entrar en política, se metió
con otros activistas en la capilla de la Complutense, con las tetas al aire, y
llevando una pancarta del anterior Papa con una svástica pintada. De hecho, no
se ha juzgado a Rita, si no a casi toda una generación: la suya. Dice, y no sin
razón, que el pasado tiempo lo ve como un capítulo de su vida agotado y que la
agota, pues intuye una voluntad política y clara encaminada a utilizar estos
actos, a usarlos contra ellos, y a que no se olviden… Y es verdad. Estamos
juzgando una tontería. Lo que de joven se ignora es que hasta de nuestras
tonterías somos responsables. La ley de causa y efecto, que debería de enseñarse
en los institutos y universidades. Y que no podemos evadirnos de las
consecuencias de nuestros actos por muy idiotas que estos sean..
…Porque si de algo debería
juzgarse es del mal gusto, de la zafiedad, de la peor educación, de la
insolencia, del pésimo estilo, de arrogancia juvenil (esto jode un montón) de
provocación estúpida, de ignorancia supina… Pero eso es mucho menos grave que
lo que se intenta denunciar de un pontífice que tapó cuanto pudo los casos de
pederastia y el lavado de dinero negro de las mafias a través de una banca
vaticana, por poner tan solo que un par de ejemplos donde el nuevo Papa ha
metido lejía y estropajo. Lo que les pasa a estos jóvenes que nos irritan es
que han llegado un poco tarde a la protesta y un poco pronto a la política. Y
no tienen margen de maniobra. Entonces, los carcamales que ocupan los tronos
por derecho adquirido a base de manipular las instituciones del Estado, de
producir, ocultar y defender corrupciones internas, de utilizar el más
descarado nepotismo, y las puertas giratorias para robar y enriquecerse, van y
ponen el grito en el cielo, y se rasgan sus manchadas vestiduras, porque no es
que exista su pecado mortal, si no el venial de los jóvenes gilipollas que han
perdido las maneras y se pintan solos para escandalizar a los bienpensantes y
mejorsintientes ciudadanos. Y las viejas buenas maneras rezumantes de mierda e
hipocresía acusan con su sucio dedo a las nuevas malas formas recién
aterrizadas….
Lo que digo: cuestión de
perspectiva. Porque, paradójicamente, estos jóvenes tan agresivamente
revolucionarios son hijos de la acomodada clase media alta, que no han sufrido
la más mínima carencia, sino que, al contrario, han disfrutado de lo que
ninguno de sus antecesores tuvo. Que han nacido y crecido en un régimen de
libertades, de protecciones sociales, e incluso disfrutan de un privilegiado
puesto funcionarial conseguido por las oportunidades de su clase y casta. O
sea, que no… Pero, sin embargo, utilizan un modelo artificial y artificioso,
decimonónico, copiado de los antiguos daguerrotipos de la lucha de clases, de
diseño, pose y posturaje de puñonalto. Un alucinado disfraz de algo que jamás
han vivido, ni sufrido, ni conocido, ni experimentado, y que pertenece a la
historia de conquista de unos derechos que ellos ni siquiera se han molestado
en agradecer a sus antecesores, pero que aún se permiten en alzarse en
“liberadores” de lo que ya nos liberamos nosotros…
Pero meten miedo con eso, y
desconciertan y atemorizan a los de mi generación, e incluso a mí mismo, porque
desconocen lo que nosotros ya sabemos, y eso nos produce inguietud, desazón y
desconfianza. Lo que pasa es que ellos lo saben, y no les importa, más bien al
contrario… Es posible que sea una táctica provocadora, puede ser… Pero están
creando una resistencia contraria a las simpatías que suscitaron en sus días de
acampadas ciudadanas, y es que no saben que, sutilmente, están siendo ocupados
y utilizados precisamente por los que intentan combatir… Y que muy bien podemos
convertirnos en casta luchando contra la casta. Es una lección que aún tienen
que aprender. Como un día nos ocurrió a todos…
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