IGNORANCIAS
Dos informes han
irrumpido al mismo tiempo apenas empezar el nuevo año. Y cualquiera de los dos,
a cual más triste y desesperanzador. Uno, de la CEE, que dice que España
aumenta en desigualdad y crece la brecha entre ricos y pobres. El otro, de la
Cegal, donde se constata que un 40% de españoles no ha leído un solo libro en
todo el año. Que hayan aparecido ambos datos a la vez no quiere decir que estén
relacionados (cada cual viene de una fuente distinta), si bien tampoco quiere
decir que no lo estén… A mí no me parece que la desigualdad influya en el
hábito de la lectura. De hecho, no se puede constatar que un rico lea más,
aunque pueda, ni que un pobre lea menos porque le cueste más comprar libros. Yo
mismo viví una sociedad de posguerra donde la gente con menos recursos leía
más, mucho más, que la actual, y se amaba, y se respetaba, y se valoraba
muchísimo más la cultura que hoy en día.
Sin embargo, lo contrario, o
sea, que la gente no lea, que desprecie el conocimiento, la cultura, pueda
influir en la existencia de una mayor desigualdad, sí que puede ser posible. La
falta de preparación, de capacidad lectora, y por lo tanto de comprensión
lectora, y lectiva, y del estado de una formada opinión, sí que puede abonar
una sociedad de grandes diferencias, donde las brechas se salven a base de
placebos sociales, de fiestas, de espectáculos de masas, de abuso estratégico
de los ídolos mediáticos, de ignorancias suministradas y asumidas, de una
enorme deformación en la era de la información, precisamente. Es la aplicación
de las políticas del desconocimiento. Y el que cerca de la mitad de la
población no sepa lo que es leer un libro, es causa y efecto de lo mismo.
La culpa es de una
administración lerda y espesa que huye de culturizar a la gente, de que aplican
unos sistemas educativos politizados y preñados de intereses espurios y no
educacionales, donde se apartan a los profesionales y se encaraman los
políticos. De unos métodos de salir del paso a través de unos profesionales que
son pagados para implantar determinados conocimientos previamente elaborados, pero
no son estimulados a ejercer ni enseñar el librepensamiento, ni están por la
labor tampoco, dado que se alejan de sus particulares intereses… En realidad, y
se constata en las entrevistas a pié de calle, los adultos nos afanamos en no
leer y nos ufanamos de no leer. Cualquier excusa es buena para justificarlo. El
resultado de todo ello es lo que estamos constatando y sufriendo: acoso
escolar, jóvenes machistas del neopaleolítico por los que se dejan acoquinar
nuestras muy feministas jovenzuelas, violencia sexista, violencia en las aulas,
falta de disciplina y respeto en las escuelas, y en los hogares, e incluso en
las calles…
A los de nuestra generación nos
educaron sin libertad pero con responsabilidad. Nosotros educamos a nuestros
hijos (lo procuramos, al menos) en la libertad y en la responsabilidad, y hoy
se está educando (así lo demuestran los resultados) en la libertad pero sin
responsabilidad. Mañana, me temo, se hará sin libertad y sin responsabilidad.
Pero es lo que nos estamos labrando surco a surco. Espero, y confío, en no
vivir para no tener que verlo y soportarlo.
La primera campana ha dado su
primer aviso: Las personas ya no leen, prefieren ser gente iletrada, y ser
deformada antes que formada. Y doy fe de ello. Personalmente sé lo que me digo,
pues tengo sobrada experiencia de eso. Yo mismo he intentado, en más de una
ocasión, formar en mi pueblo un Taller de Lectura y Escritura. Primero, con un
método ambicioso apoyado en Hispadel, la Asociación Hispanoamericana de las
Letras. Luego, bajando el nivel… Después… nada, cero, desinterés absoluto,
tanto en las administraciones locales como en la propia ciudadanía. Cuarenta
mil habitantes para no salir ni un miserable par de docenas de interesados. No
es falta de tiempo, ni de oportunidad, ni de los cuatro duros de la famélica
cuota, que suelen utilizarse como manidas excusas, si no el más profundo
despego por lo que supone el hecho de leer, escribir, saber, entender, conocer,
comprender…
Así que no me extraña nada este
triste informe de la Cegal. En absoluto. Aunque sí que me preocupa, y me duele.
Pero no me vengan con declaraciones sacadas del manual de demagogia del
político de turno, con fotos con caducidad de urna. Eso no me vale. Háblenme de
otra cosa, díganme cómo van a combatir estos nefastos y nefandos resultados,
pero no me cuenten más cuentos…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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