JUDAS
En
mi artículo sobre LAS COSAS COMO FUERON,
donde hacía una somera historia de la deriva del cristianismo oficial hacia el
catolicismo, y donde me permitía, a muy grandes rasgos, claro, tratar sobre los
evangelios gnósticos, y poner como ejemplo el de Judas – bien se me podía haber
ocurrido otro – dije al terminar que, si alguien quería saber más sobre el
mismo, que me lo hiciera saber, y si no, pues nada, que a otra cosa, mariposa,
pensando que quién iba a ser el loco de participar en mis locuras. Pues bueno,
algunos pocos me e-mailaron que les
gustaría, otros menos me lo hicieron saber por teléfono o por calle, y alguno
hubo que me envió el recadico con un familiar próximo. Así que, si el periódico
me lo permite, a esa selecta minoría va dedicado el de hoy.
Y digo que podía haber puesto
cualquier otro ejemplo, el de Tomás, el de Felipe, el de María, el de La
Verdad, etc., y no el de Judas, porque éste es el último descubierto,
reconocido e investigado, y, por lo tanto, el que aún está en fase de estudio,
y un pelín verde comparado con el resto de sus hermanos que ya están
suficientemente desarrollados y editados. Pero, en fin, procuraré cumplir mi
compromiso lo más dignamente posible, ya que me ofrecí a ello, si bien que
advirtiendo eso mismo, que este último, conocido documental e históricamente por
los expertos como el Código de Tchacos, es el papiro más recientemente
aparecido de todo el corpus de textos evangélicos etiquetados como gnósticos.
La traducción completa del texto
recuperado es aún parcial, pero pone de claro manifiesto que la relación entre
Jesús y Judas (algunos investigadores lo sitúan como hermano carnal) era
estrecha, íntima y profunda, y sus enseñanzas
dirigidas a él, de naturaleza tan fuera de lo común que no se
corresponde en modo alguno con la figura que se nos pretende “colocar” desde
los canónicos. Tan es así, tan distintos son, que parecen casi que opuestos,
sin por ello pretender dogmatizar, como hace la iglesia institución, sobre
cuáles son los verdaderos o cuales los falsos. Solo deseo informar y aclarar,
nada más, y si digo que son absolutamente distintos es porque se contradicen en
lo esencial, aun complementándose en lo anecdótico.
En el mencionado Evangelio,
Jesús pide a Judas que lo ayude a liberarse de su propio cuerpo de carne
diciéndole “sacrificarás el hombre que me
viste”, haciendo alusión a la diferencia entre Hijo de Dios e Hijo del
Hombre cuyas imágenes tanto utilizó a lo largo de su vida pública. Judas fue
como una especie de colaborador necesario para que Cristo pudiese cumplir con
el Legado del Padre. A Judas se le pidió la parte más ingrata, la más dolorosa
y la más inicua de todas: asumir el papel de traidor, sin serlo. Y eso es
difícil, muy difícil, sin tener una preparación, un conocimiento y una
sabiduría superior a la de los demás Y para eso, Judas fue seleccionado del
resto para que Jesús pudiera sacrificarse por el mundo… Judas dice a Jesús: “Maestro, ¿será que mi semilla está bajo el
control de los jueces?”. Jesús le responde, “Vamos, que yo seré glorificado, pero tú serás agraviado cuando veas que
el Reino llegue a su generación”. Cuando Judas escuchó esto, le dijo a
Jesús, “¿Qué bien es el que he recibido
por el cual tú me has apartado de esta generación?”. A lo que Jesús
respondió: “Tú te convertirás en el
décimo tercero, y tú serás maldecido por las demás generaciones. Pero tú
regirás sobre todos ellos, y en los últimos días ellos te maldecirán por tu
ascenso a la generación bendita”… Y Jesús le dijo: “Vamos, que yo te enseñaré acerca de secretos que ninguna persona ha
visto antes…”.
El Evangelio de Judas sigue
desvelando parte de esos secretos (de Jesús a Judas) “Por ellos que existe un ilimitado Reino, cuya extensión ninguna
generación de ángeles ha visto”. Y le sigue instruyendo sobre cosmogonía,
sobre la creación del hombre, sobre ángeles y gobernantes (semidioses), sobre
el destino del mundo, y sobre su propia misión (traición), prometiéndole, “Pero tú los adelantarás a ellos, te
quitarás la ropa por mí y te sacrificarás por mí. Ya tu trompeta ha sido
levantada, tu rabia ha sido encendida, tu estrella ha mostrado sus brillantes y
tu corazón ha sido (…)”.
Y este “tú te adelantarás a ellos” me obliga a recordar lo de “los últimos serán los primeros” que sí
reconocen y recogen los canónicos. Y aquí, me pregunto, ¿quiénes son los
últimos?, ¿los que dictan normas y
dogmas desde sus solios y palacios, los que se autodesignan como únicos
intérpretes, o el que ha sido escupido, execrado y anatemizado por todos
ellos?.. Que cada cual se responda a sí mismo según su propia conciencia.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. en http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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