GIBRALTAR
Yo pienso que desde que a España
le birlaron los británicos el Peñón de Gibraltar – allá por el año 1.713, creo
– hasta acá, la diplomacia española no se había apuntado un jodido tanto… Al
menos, un tanto decente, en forma, como el Dios de los católicos manda, que no
el de los protestantes. Cuando la dictadura, Franco no tenía autoridad moral
para exigir nada a nadie, era un usurpador, el golpista de un régimen legal que
cambió democracia por dictadura. Solo bravuconeaba para su exclusivo gallinero
y poco más--- Luego, tras la Transición, los regímenes españoles eran demasiado
débiles y precarios como para encima buscarse líos extras… Y cuando ingresó en
el club europeo, Gran Bretaña ya era socio viejo, y su influencia era mayor,
mucho mayor, que la de nuestros timoratos novatos. Después, los tímidos
intentos siempre se estrellaron ante la mejor diplomacia brittish…
Hasta
ahora. La monumental metedura de pata de los del monóculo con lo del Bréxit,
los ha descolocado ante toda Europa, y los ha puesto en fuera de juego en esta
materia. Hoy, alabados sean los monos de la Roca, España gana, e Inglaterra
pierde. Gibraltar ya no es un “territorio
británico de ultramar”, como eufemísticamente lo reconocían. No. Ya no. En
la actualidad es y se le llama, “colonia
de la corona británica”, lo que siempre fué, en realidad. Y esto no supone
tan solo que un cambio semántico. Es un cambio de postura europea al respecto,
y un enfoque favorable a las de España, y no a las de Gran Bretaña… Y todo
esto, ya digo, por primera vez en la historia de un par de siglos acá…
Pero
lo verdaderamente admirable, Dios salve al Rey, es que nuestros parlamentarios
europeos del PP, PSOE y Ciudadanos, se hayan puesto de acuerdo, hayan trabajado
juntos, codo con codo y hombro con hombro, como una genuina cuestión de estado,
para conseguirlo. Todo un milagro, dado a lo que nos tienen acostumbrado en la
política nacional (que no sé por qué no hacen lo mismo con la cuestión del
separatismo). Y lo lograron en cuatro días de infarto. Un lunes, el
eurodiputado laborista británico Moraes fue apartado como ponente y negociador
de la Norma, tras bloquear cinco rondas seguidas de acuerdos al negarse a
aceptar el cambio de denominación. La semana anterior fue acusado por los
eurodiputados españoles (los nacionalistas catalanes, claro, votaron en contra,
y los vascos, naturalmente, se abstuvieron, solo por joder a la pérfida España)
de obstruccionismo y parcialidad manifiesta, forzando su salida de la Comisión.
El martes siguiente, el socialista búlgaro Stánishev cerró rápidamente el
acuerdo con los Estados miembros, y el miércoles lo aprobó la Permanente del
Parlamento. El jueves, 4/4, el Pleno de la Eurocamara consumó el varapalo a la
diplomacia de Londres.
Para
mí, personalmente, el auténtico triunfo reside en la voluntariosa unanimidad
que han demostrado los de estos tres partidos. Gracias a ello, Bruselas, la
Onu, y el Tribunal de Justicia de la UE toman debida nota de que Gibraltar es
una colonia, sin ambages, y como tal debe ser internacionalmente tratada… Ni
qué decir tiene que en el Reino Unido cayó como un tiro en el más airoso
sombrero de la reina. Lo han tomado como una humillación, y se aprestan a responsabilizar
a Therese May. Alguien tiene que pagar los reales platos rotos y pasar por villana
en sus Books of Story… “Tomo nota”, ha soltado la Cámara de los
lores al mejor estilo de Susi la andaluza. En cuanto a los gibraltareños,
maldisimulan el palo y se meten su orgullo pirata, cual otro palo de la goleta,
por su culomono… perdón, por su monóculo… “ya
veremos”, dicen y piensan…
Y
lo piensan y lo dicen, porque el único arma de que disponen, abocados ya a
negociaciones bilaterales con España, sin el amparo europeo, son las decenas de
miles de residentes británicos en este país, que se dejan sus buenas libras
esterlinas aquí sacas de allí, en forma de pensiones o lo que sea, y de lo que
cualquier gobierno de nuestro Estado no puede prescindir. Demasiada pasta
gansa… Los de la Reina de Bolsos lo van a utilizar como baza, y van a presionar
con ello, no lo duden… Nuestros políticos deben de volver a unirse, como en
Bruselas, y adelantarse a la jugada con una buena estrategia… Los británicos
viven en España de puta mother, of luxe, y son todos contrarios al
Bréxit, por lo que les conviene… Posbueno,
la residencia ya la tienen concedida, ahora que les concedan la doble nacionalidad
y los conviertan en spanenglish de
pata negra. Allí son súbditos de su graciosa majestad (bueno, lo de graciosa…),
pues aquí que lo sean de su gallarda majestad (más que el orejas…). Y, como
dicen los de la Roca: “a ver qué pasa…”
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h.
http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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