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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

martes, 4 de junio de 2019

GIBRALTAR



Yo pienso que desde que a España le birlaron los británicos el Peñón de Gibraltar – allá por el año 1.713, creo – hasta acá, la diplomacia española no se había apuntado un jodido tanto… Al menos, un tanto decente, en forma, como el Dios de los católicos manda, que no el de los protestantes. Cuando la dictadura, Franco no tenía autoridad moral para exigir nada a nadie, era un usurpador, el golpista de un régimen legal que cambió democracia por dictadura. Solo bravuconeaba para su exclusivo gallinero y poco más--- Luego, tras la Transición, los regímenes españoles eran demasiado débiles y precarios como para encima buscarse líos extras… Y cuando ingresó en el club europeo, Gran Bretaña ya era socio viejo, y su influencia era mayor, mucho mayor, que la de nuestros timoratos novatos. Después, los tímidos intentos siempre se estrellaron ante la mejor diplomacia brittish…

                Hasta ahora. La monumental metedura de pata de los del monóculo con lo del Bréxit, los ha descolocado ante toda Europa, y los ha puesto en fuera de juego en esta materia. Hoy, alabados sean los monos de la Roca, España gana, e Inglaterra pierde. Gibraltar ya no es un “territorio británico de ultramar”, como eufemísticamente lo reconocían. No. Ya no. En la actualidad es y se le llama, “colonia de la corona británica”, lo que siempre fué, en realidad. Y esto no supone tan solo que un cambio semántico. Es un cambio de postura europea al respecto, y un enfoque favorable a las de España, y no a las de Gran Bretaña… Y todo esto, ya digo, por primera vez en la historia de un par de siglos acá…
                Pero lo verdaderamente admirable, Dios salve al Rey, es que nuestros parlamentarios europeos del PP, PSOE y Ciudadanos, se hayan puesto de acuerdo, hayan trabajado juntos, codo con codo y hombro con hombro, como una genuina cuestión de estado, para conseguirlo. Todo un milagro, dado a lo que nos tienen acostumbrado en la política nacional (que no sé por qué no hacen lo mismo con la cuestión del separatismo). Y lo lograron en cuatro días de infarto. Un lunes, el eurodiputado laborista británico Moraes fue apartado como ponente y negociador de la Norma, tras bloquear cinco rondas seguidas de acuerdos al negarse a aceptar el cambio de denominación. La semana anterior fue acusado por los eurodiputados españoles (los nacionalistas catalanes, claro, votaron en contra, y los vascos, naturalmente, se abstuvieron, solo por joder a la pérfida España) de obstruccionismo y parcialidad manifiesta, forzando su salida de la Comisión. El martes siguiente, el socialista búlgaro Stánishev cerró rápidamente el acuerdo con los Estados miembros, y el miércoles lo aprobó la Permanente del Parlamento. El jueves, 4/4, el Pleno de la Eurocamara consumó el varapalo a la diplomacia de Londres.

                Para mí, personalmente, el auténtico triunfo reside en la voluntariosa unanimidad que han demostrado los de estos tres partidos. Gracias a ello, Bruselas, la Onu, y el Tribunal de Justicia de la UE toman debida nota de que Gibraltar es una colonia, sin ambages, y como tal debe ser internacionalmente tratada… Ni qué decir tiene que en el Reino Unido cayó como un tiro en el más airoso sombrero de la reina. Lo han tomado como una humillación, y se aprestan a responsabilizar a Therese May. Alguien tiene que pagar los reales platos rotos y pasar por villana en sus Books of Story… “Tomo nota”, ha soltado la Cámara de los lores al mejor estilo de Susi la andaluza. En cuanto a los gibraltareños, maldisimulan el palo y se meten su orgullo pirata, cual otro palo de la goleta, por su culomono… perdón, por su monóculo… “ya veremos”, dicen y piensan…

                Y lo piensan y lo dicen, porque el único arma de que disponen, abocados ya a negociaciones bilaterales con España, sin el amparo europeo, son las decenas de miles de residentes británicos en este país, que se dejan sus buenas libras esterlinas aquí sacas de allí, en forma de pensiones o lo que sea, y de lo que cualquier gobierno de nuestro Estado no puede prescindir. Demasiada pasta gansa… Los de la Reina de Bolsos lo van a utilizar como baza, y van a presionar con ello, no lo duden… Nuestros políticos deben de volver a unirse, como en Bruselas, y adelantarse a la jugada con una buena estrategia… Los británicos viven en España de puta mother, of luxe, y son todos contrarios al Bréxit, por lo que les conviene… Posbueno, la residencia ya la tienen concedida, ahora que les concedan la doble nacionalidad y los conviertan en spanenglish de pata negra. Allí son súbditos de su graciosa majestad (bueno, lo de graciosa…), pues aquí que lo sean de su gallarda majestad (más que el orejas…). Y, como dicen los de la Roca: “a ver qué pasa…”  

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php

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