¿QUÉ MAL O QUÉ BIEN?
(de Linkedin)
El otro día, leyendo un libro escrito al alimón entre un filósofo y un científico, me sorprendió una frase: “Si Dios no existe, no existe el mal y todo está permitido”, y recordé al Dostoyewski de Los Hermanos Karamazov, en aquel diálogo entre Alexei y Rakittin sobre, más o menos, la misma cuestión. Yo no pretendo, en modo alguno, ponerme por encima de científicos ni filósofos, faltaría más, pero les devolvería el planteamiento a modo de pregunta con un ejemplo más simple que el mecanismo de un botijo: ¿si no existieran los jueces, quiere decir que el delito tampoco existiría?..
Por supuesto que el primer planteamiento abarca cuestiones mucho más complejas, como, entre otras, asociar el mal a la existencia o no de Dios, que es lo que aparenta desprenderse de tal afirmación… Sin embargo, yo creo, permítanme exponerlo, que es una concepción un tanto simplista, porque estamos cayendo en el concepto judeocatólico de nuestra cultura occidental, donde Dios crea al bien y mal por igual, echándole la culpa de lo segundo al diablo, y con un árbitro terrenal que es la moral… católica, por supuesto.
Pero no va por ahí la cosa, me parece a mí. Es que eso sería un modo farisaico de resolver la cuestión: Dios creó al demonio, luego, de retruque, creó el mal; así que si nosotros hacemos el mal descargamos parte (si no toda) nuestra responsabilidad en el Satán vicario, quedando Él como subsidiario último… Ergo, si Dios no existiera, pues el mal tampoco, ya que sería una creación no creada por nadie. Elemental, querido Watson. Un razonamiento cuasi impecable.
Y, perdonen mi atrevimiento, pero, ese error en un filósofo es disculpable, pero en un científico, y a estas alturas, me parece pueril, por no decir imperdonable… Lo primero que habría que decir es que el bien y el mal no están especialmente “creados” por Dios, sino, si acaso, por los seres humanos, que de alguna forma hemos de etiquetar todo lo que experimentamos. Existe, eso sí, una ley universal dispuesta por algún mecanismo inteligente, que es la causa y el efecto, y su funcionamiento produce comportamientos y resultados acertados o equivocados; respuestas erróneas o atinadas a planteamientos originalmente establecidos.
He aquí “el bien y el mal”. Un sistema autocorrector que se manifiesta a través de las experiencias para el desarrollo de las conciencias. Y punto pelota y bota… El mal y el bien no son valores absolutos en sí mismos, sino parte intrínseca de una misma estrategia. De hecho, no `pueden existir el uno sin el otro. Piénsenlo.
En cuanto a lo de la moral, ya lo he dicho en otras ocasiones, no es nada. Moral viene del latín “mor, mores”, que significa “costumbre”. Esto es: tan solo que cuestión de buenas o malas costumbres. Nada más; costumbres, buenas o malas, que dan buenos o malos frutos. Ya saben: “por ellos los conoceréis…”, que nos dijo aquél nazareno.
Ahora, ustedes, que supongo que piensan, vengan y especulemos juntos: primero, si esto no se parece, y mucho a un engranaje dispuesto para una especie de evolución (o una especie en evolución), y díganme que propósito tiene toda esta muy pensada molestia… Y segundo, qué puñetas ha diseñado todo esto, y, sobre todo, ¿por qué, y para qué?.. Si le ponen nombre como si no, está meridianamente claro que es mucho más causalidad que casualidad.
Por todo ello, lo de que si Dios no existe tampoco existe el mal no deja de ser una bobada… pues si no existe el motivo, no existe nada, ni el bien, ni el mal, ni el regular, ni la máter que nos parió. No sé si fue Parménides quién dejó dicho que “de la nada no puede nacer nada”, y resulta una afirmación tan de Perogrullo como acertada. Y tan brutalmente simple que escuece tan solo de pensarla.
Dostoyewsky también dejó escrito: “si Dios no existiera todo estaría permitido”… Acojonante. Ahora vengo yo y también dejo escrito: “…y si Dios existiera, igual todo estaría permitido”. Díganme cuál de las dos afirmaciones es la falsa y cuál es la verdadera. O quizá ambas son ciertas. Si existe el llamado “libre albedrío”, y sin duda existe, aparte exista o no exista Dios, todo está permitido (con sus consecuencias, claro). ¿O lo que estamos haciendo con nuestro planeta y con nosotros mismos lo está impidiendo Algo o Álguien?..
Nosotros mismos nos fabricamos nuestras leyes, y nosotros mismos las aplicamos, o las violamos, a nuestra conveniencia, ¿o acaso no?. Son los propios autodefinidos “creyentes” los que ponen en duda, precisamente, la existencia de “su” Dios, cuando se lanzan la pregunta a sí mismos de “¿cómo Dios permite que..?”, o “¿cómo Dios consiente esto o aquello?”… Y es porque creen en un Dios intervencionista; en un Dios erróneo y equivocado.
Tan solo espero que estas elucubraciones de este humilde gilipollas puedan servirles a algunos álguienes de algo. No he empleado otra cosa que la puñetera lógica a lo largo de su desarrollo, y nada más confío que ustedes hagan lo propio… Naturalmente, no deseo que me den la razón, sino la “posibilidad” de llevar razón. Con esto basta y sobra. Tan solo es un ejercicio de apertura mental, simplemente, y nada más que aplicando ideas básicamente racionales… Algún día, quizá, si ustedes quieren, podemos juntarnos y explicarles el método. Está al alcance de cualquiera, se lo digo yo que soy otro cualquiera.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com
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