OIR NO ES ASUMIR


Hace días, haciendo zappig buscando algo decente en la tele, me tropecé de nuevo con el doctor Sans Segarra. Había sido invitado a Cuarto Milenio, a hablar de lo que más y mejor sabe: de la vida de aquí y de la vida de allá; y de la supraconsciencia, y de la trascendentalidad de la existencia… El programa de la Cuatro se le quedó escaso, e Iker Jiménez fue desbordado y anulado absolutamente. El saber y conocimiento de este hombre, expuesto de manera fluida y mansa, en su buen hacer y con su mejor decir, copó la atención del espacio de manera absoluta. No es nada extraño, dada la importancia de la naturaleza del tema.

Yo coincido con él en todos sus supuestos, en un 120% de cuanto dice, si bien yo soy el pobre de las migajas, pues solo tengo aprobada la teoría, y él es cum laude en la práctica… Calculen que yo soy un absoluto negado en la cosa de la meditación, suspendo continuamente, y él medita hasta equipado de su aparato de encefalografía: esto es, meditando y autoinvestigando científicamente a la vez y al mismo tiempo. Él predica lo que vive, y yo no vivo lo que digo. Lo suyo es una bendición, y lo mío no deja de ser mas que una maldición… Y no pequeña, puedo asegurarles, pues no poder experimentar el conocimiento es un verdadero tormento.

Y así mismo lo creo, dado que este extraordinario médico asegura que a la supraconsciencia solo se puede llegar por un par de caminos: o inconscientemente, a través de un trauma post-mortem, por ejemplo; o ejercitándola conscientemente a través de la meditación… Esto ya se aseguraba antes de Cristo, en las filosofías orientales del Baghavad Güita, o los Upanishads; y Jesús vino a decirlo de otra forma: “el Padre está dentro de ti, y no en ningún templo” él te he encontrado, pero tú no lo has buscado, así que espabila, acho, tío… Aquel y/o aquella que lo logren obtendrán la sabiduría y se librarán de su ego, dominarán sus emociones, y se verán libres de enfermedades (el 90% se afirman psicosomáticas). Él explica muy claramente la mecánica del por qué y del cómo se producen.

Este buen doctor, con más de ochenta años a cuestas, sigue luchando su personal cruzada, que no es otra cosa que compartir conocimientos… Conocimientos, por cierto, trascendentales, y vitales para la humanidad, pero de los que esa misma humanidad no quiere darse por enterada. Sin embargo, confiesa que lo llaman para dar conferencias en colectivos de toda ciencia y naturaleza: médicos, científicos, educadores, incluso de ciertas sociedades religiosas… y que cada vez tiene más compromisos de divulgación y menos tiempo para atenderlos, lo que puede entenderse como un aparente contrasentido: ¿dónde está el resultado de la extensión de todo ese conocimiento asumido?.. Puede que precisamente en eso, en que está escuchado, pero no asumido.

Todo cuanto dice Manuel Sans Segarra son verdades como catedrales. Y muchas de ellas demostradas por la ciencia actual y las propias leyes físicas; y cosas que antes eran combatidas y hoy son aceptadas… pero, insisto, no son asumidas. No hay que hacer un máster en la mejor university del mundo mundial para darse cuenta de la tal realidad. Tan solo hay que analizar las sociedades actuales para ver a qué becerros adoramos y a qué miserables justificamos.

La obispa episcopaliana Marianne Edgar, en la ceremonia religiosa celebrada en la catedral de Washington, por ejemplo, suplicó a Trump: “ten misericordia de la gente de este país que hoy tiene miedo; ten caridad para con los extranjeros, pues todos somos extranjeros en esta tierra; ten piedad para con los más pobres y perseguidos”… La respuesta de Trump fue un gesto de desprecio y una mirada de odio, y luego comentar en las redes que “ella es la que debe pedir perdón por sus palabras”. Esto es lo que tenemos en todos los países en mayor o menor medida; a estos monstruos hemos votado; a todas estas barbaridades justificamos; a estas abominaciones alabamos; esto es lo que todos nosotros hemos buscado…

La inversión de valores es que el propio Trump se considera a sí mismo un líder cristiano. Así como todos los de su pelaje y catadura también dicen ser católicos de pura cepa… Conservan la etiqueta, pero han cambiado de Dios. Su Dios no es el de piedad y misericordia de Jesucristo, sino el Jehová tirano, celoso, vengativo y sanguinario de la era mosaica; el Yahvé, Señor de los Ejércitos del Antiguo Testamento; el dios anticristo del auténtico, verdadero y genuino cristianismo.

Pero nadie parece verlo. Nadie quiere verlo… En la magistral película “Así en el Cielo como en la Tierra”, de Trueba, que recomiendo encarecidamente a toda gente de mente abierta y dispuesta, Dios envía el Apocalipsis al mundo de los humanos, a instancias de su Hijo, y aún con la renuencia del propio San Juan, que se harta de decir y repetir el carácter metafórico con que lo escribió… Ángeles, jinetes, bestias y símbolos al cielo derrotados por las mortíferas y modernas armas de los hombres, por su ignorancia e incultura, y porque, como le dice a Dios uno de los Arcángeles: “…Hasta los curas y tu propia Iglesia, Señor, se ha levantado contra nosotros y contra Ti, y allí sigue, mandando en Tu Nombre, pero obrando contra Ti”…

Por eso me permito opinar que “la verdad nos hará libres” que dice el Evangelio, o la que proclama el Dr. Sans, que es la misma, podremos conocerla miles, decenas o centenas de miles, quizá millones de personas, y hasta decir que creemos en ella, si así nos sentimos que somos mejores… pero mientras no la asumamos y la hagamos nuestra incondicionalmente, seguiremos en nuestro rol de diablos sobre la Tierra, si bien que disfrazados de falsos ángeles y eligiendo a nuestros falsos profetas… Naturalmente.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com

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