Estamos todos locos. Definitivamente, se nos ido la olla, y cuando deberíamos ser más responsables, pues al contrario, somos más egoístas, más insolidarios y más kamikazes que nunca, y no nos damos cuenta que cuando vienen mal dadas, la cordura, la prudencia, el buen sentido y la mesura es lo único que nos puede salvar los muebles… Y aquí vamos todos incluídos.
Por el mero hecho de poner en la Constitución un límite al gasto, cosa más que razonable por cierto – en todo hogar se sabe el límite -, las calles se llenan de pitos, slóganes y pancartas jaleados por los de siempre. Y protestan los mismos privilegiados de costumbre. Funcionarios que no quieren trabajar un poquico más de lo que trabajan, ¡la madre de Dios!.. por el mismo jornal o poco menos, ni permiten la más leve resta en sus dudosos derechos, y sindicalistos y sindicalistas, de listos y listas, que tampoco quieren perder el chollo subvencionador ni la teta pública de donde chupan sus liberados y liberadas con fruición. Y protestan, naturalmis…, porque poner coto al gasto puede restarle a sus chupetes y chupetas, compañeros y compañeras, compadres y compadras todos y todas… Cuando dicen, amenazan y chantajean de que los recortes van contra la calidad de los servicios públicos básicos ( y yo me acuerdo de profesionales y profesionalas de la posguerra de los mismos servicios que daban muchíiiiisimo más de lo que recibían, y, por supuesto, de muchíiiiiisima mejor calidad que los de hoy, y a los resultados humanos me remito), no dicen que el resto del país, los privados, los autónomos, siguen haciendo bastante más por bastante menos, porque tienen que comer, mantenerse y mantenerlos a ellos. A los que lo único que les preocupa es mantener sus privilegios en tiempos de escasez… para el resto de los demás, claro…
Lo mismo, exactamente igual, que las autonomías nacionalistas o autonosuyas. Que les pongan un techo al gasto es como cortarles el grifo a pajera abierta del que dejan comprarse sus apoyos políticos con sus miserables votos minoritarios, a pesar de todo. Es como pasar de lo que se venden a lo que realmente valen. Y salen despavoridos de sus escaños, enseñando los dientes y gruñendo la idea del hueso que les pueden quitar. Porque a ellos les importa un bledo mantener deudas pavorosas si son avaladas – y pagadas – por el estado central, y han aprendido a ladrar en independence day para que aflojen pasta las arcas comunes y tapen sus desmanes económicos.
Pero ya no hay un jodido euro. Ni siquiera para tapar los miedos y las cobardías de las mayorías vendidas a su propio interés. Se pongan como nos pongamos los que os pongáis. No se puede pagar de donde no quedan mas que telarañas y deudas. Y no proclamemos esas tonterías que son dichas por bocas tontas para oídos tontos. Si hemos sido europeos a la hora del chupe, lo hemos de ser a la del amoquine. O si no, larguémonos de Europa con viento fresco. Pero para lo bueno y para lo malo. A ver lo que decimos entonces, de qué nos quejamos y a quién le echamos la culpa. Y pongámonos en el lugar de Angelines, que nos está comprando nuestra miseria para que derrochemos su ayuda en derechos que su propio país, con ser el más rico de la comunidad de vecinos, no tiene establecido para con sus propios ciudadanos. Seamos serios, ya que no podemos ser alemanes. Pero no seamos tan necios como para pensar que los súbditos de frau Mérkel no le van a protestar por dejarnos sus cuartos libres de condiciones y garantías… ¿Lo haríamos nosotros?..
Pero ya puestos a protestar, ¿porqué no hacerlo contra esos mercados financieros que nos tienen puestos de rodillas, y que son los verdaderos culpables de todo?.. ¿Porqué no contra una banca que, a pesar de haber sido rescatada con fondos públicos, aún sigue comprando dinero al BCE al 1% y vendiéndoselo a los mismos tontos gobiernos que le ayudaron, al 5 y 6%?.. ¿Y donde sus dirigentes se han llevado, y aún siguen llevándose, primas millonarias por la cara?.. Pues porque son, dicen, sacrosantos accionistas, al por mayor, claro. Y nosotros, siéndolos al por menor, somos los pulgones que alimentamos a las abejas reinas del panal de rica miel al que ya no acuden ni las moscas, porque se la han llevado toda, y ahora ponen en peligro el estado de bienestar general por causa del agujero que ellos mismos han provocado… con nuestra inestimable ayuda de tontos útiles, naturalmente… Y lo prestaron sin poder a quien no debían, y se lo llevaron sin deber porque podían…
Ahora ya solo queda aprender de los errores y ayudar, y ayudarnos mutuamente entre todos, a sacar el carro del pedregal… Pero no, los de siempre solo están por lo suyo, y a los demás que los vayan zurciendo… Como el del loro aquel que, encaramado la garfia mayor y viendo como se ahogaban los de abajo, graznaba “anda y joerse” ,y que, cuando vió que el agua subía hacía lo alto del palo, lo que rumiaba era “hostias, que nos joemos tós”…
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