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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

viernes, 1 de marzo de 2013

A LOS QUE LLEGO Y ME HACEN LLEGAR

Por mi artículo Manganistán recibí alguna que otra crítica por parte de, digamos amigos, adscritos a la administración y/o política. Eso es perfectamente normal. Lo que ya me cuesta trabajo tragar sin un “pero” es cuando se me pone por encima de todo la incuestionabilidad de un hecho por ajustarse a normativa y ley, cuando resulta un tanto dudoso que así sea. Y no es por nada, es tan solo porque, al menos en este país, se está abusando mucho de hacer las cosas sin antes hacer un planteamiento consultivo serio sobre si se puede o no se puede hacer. Contamos demasiado con “ el pueblo es gilipollas y se merienda cuanto le pongamos por delante”, o el “si cuela, cuela, y si no cuela, ya veremos después”. Será por lo chapuceros y apañaos que somos, no sé…
                   En cuanto a la cuestionabilidad o no de la medida cuyo ejemplo ponía en dicho artículo, es, al menos, planteable. Miren, el artículo 50 de la Constitución, la nuestra, no la de Laponia, reza que “los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica de los ciudadanos de la tercera edad”. Lo que aquí se pone en duda es que el legislador tenga autoridad suficiente para suprimir el mecanismo de revalorización periódica de las pensiones. Además, y por otra parte, amigos míos, la suspensión de la actualización de las pensiones en 2012 va claramente contra “la irretroactividad de las disposiciones restrictivas de derechos individuales” que, igualmente, garantiza la Constitución Española. Todo esto, encima, está recogido en la Ley General de la Seguridad Social.
                   Se me dirá. Sí, vale, pero cuando la cosa se hace por causa que justifica el interés social… Pues, le contestaré, que al artículo 33.3 de la misma Constitución dispone que “nadie podrá ser privado de sus derechos si no por causa justificada de utilidad pública o interés social, mediante correspondiente indemnización”… ¿Dónde está, en el caso que nos ocupa, ésta última?.. En el fondo del mar, matarile, rile, ro… O sea, queridos míos, es muy posible que el uso del abuso en el ejemplo expuesto en mi citada columna, y que afecta a millones de ciudadanos de este país, incluso pueda ser inconstitucional… Y esto lo digo, más que nada, porque me han tocado los élitros, y en cuanto me los tocan, como a los grillos, me pongo a cantar, si no, a lo mejor, me callo. Total, para lo que vale sacudirse las sandalias en Manganistán…
                   Menos mal que también hay alguna que otra satisfacción. En otro anterior sobre “Regeneración Democrática”, citaba de soslayo y por casualidad a un partido joven y recientemente presentado en Murcia. El PRDE, o Partido por la Regeneración Democrática de España, interesándome por sus posibles contenidos regenerativos… Pues óigan, que me llamaron, y que, muy amablemente, se pusieron a mi disposición para informarme sin compromiso, o para enviarme tales contenidos, o su ideario, o para charlar personalmente, o lo que hiciera falta… Pues, ¡Olé!.. Al menos hay algo que transluce desde el mismo comienzo: disponibilidad, transparencia, actitudes abiertas, sinceridad en el tono, frescura en sus principios… ¿Un espejismo?.. pos puéser. Pero, para los de mi edad suenan a recuerdos de esperanzas vividas en los primeros tiempos de nuestra democracia, que se han ido agostando y muriendo a lo largo de la andadura, y cuyo rastro de tumbas, donde los sueños fueron enterrados, jalonan el camino. Sus ejecutores y sus enterradores fueron los mismos partidos. De aquello no quedan más que la añoranza perdida, la ilusión deshojada…
                   … Poético, ¿a que sí..?. La cuestión es: si algunos alguienes son capaces de reinventar la pureza de unos principios que no pudieron llegar a ser finales, y que aún pueden hacernos creer que resembrando las semillas de ese pasado aún pueden germinar en un futuro que abomine de los resultados del presente… Pues, a lo mejor, todavía… Ojalá.

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