LA EÑE DE CATALUNYA

He tocado tan solo un par de veces la cosa catalana, y siempre he cosechado un vocerío desaforado. La última me animó la carta recibida de un catalán, atípica y reveladora… en mi web la tienen ustedes. Pero ciertamente tienen una hipersensibilidad enfermiza. Son únicos para hacerse los agraviados y los mártires, y siempre están a la que salta. Mas, en honor a la verdad, son los fundamentalistas los que no pierden una sola oportunidad en meter ruido, dando la impresión de ser muchos, gracias a una inmensa mayoría que no actúan, no hablan, no opinan, no se movilizan, y se quedan en sus casas hasta para decir no. Pero no voy a perder mi tiempo en combatir fanatismos que se pierden entre interesados falseamientos históricos. En lo único que voy a insistir es en la historia real, la cierta, la verdadera, la que fué, guste o no guste, y aparte la excusa del manido chivo expiatorio de echar la culpa a España torciendo y retorciendo la historia.
                   Y lo cierto, la verdad, la realidad, es que nunca, jamás, ha sido soberana. La verdad, la realidad, lo cierto, es que jamás, nunca, ha existido anteriormente como nación. Siempre perteneció a la corona de Aragón. En 1.700 llegó a ser principado, sí, pero integrado en la citada corona, y, en consecuencia, a España, mal que les pese a los falsificadores. Sus cortes eran estamentales y, como tales, no representaban soberanía popular nacional alguna. Afirman que Felipe V incorporó Cataluña a Castilla mediante el derecho de conquista. Rotundamente falso. Primero, no la incorpora a Castilla, y segundo, fue leal al tal Felipe, al menos, al principio. Lo de las 6.000 bombas sobre Barcelona en los asedios de 1704 y 1705, fueron hechos por una escuadra anglo-lusa, cayendo, al final, en manos del Borbón austriaco.
                Torticeramente hablan de una guerra de secesión que nunca ocurrió, porque fue de sucesión entre dos ramas borbónicas. Lo que los catalanes querían era movilizar al resto de España contra el aspirante francés. El grito de guerra era “por nosotros y por la nación española peleamos”… precisamente. Y estoy escribiendo bajo la batuta de historiadores como    Josep M. Colomer, Ferrán Soldevila, Vicens Vives, Joan Bac, Rafael Casanova o Raimundo Costa… todos catalanes, por cierto. Luego, ¿quién miente?, ¿quién falsea?, ¿quién cambia la historia?.. La Bética, la Lusitania y la Tarraconense eran provincias de un mismo corpus con una misma lengua: el latín. Lo curiosísimo del caso es que la actual Catalunya fue, en la época de Carlomagno, ¡la Marca Hispánica!.. O sea, se llamó España antes que Cataluña, y a sus habitantes los llamaban españuelos para diferenciarlos del resto de ibéricos tocineros. De hecho, la denominación “español” fue un provenzalismo que se coló al castellano a través de su Marca. ¡Hay que joerse!. Entonces, ¿no sería más lógico que fuera la Hispánica la que integrara al resto del territorio en vez de querer separarse de ese mismo resto?..
                Pero, claro, la ignorancia inducida en la gente y aceptada por la gente a través de los inconfesables intereses políticos de los mal llamados a sí mismo catalanes, hace que los embustes se eleven a la categoría de credos, y que la única verdad histórica real sea ocultada bajo el disfraz del dogma. Puedo enviarles ilustración histórica, si me lo piden, y alguna información. Estaré encantado.
                Así que miren ustedes. Aquí solo hay interesados y engañados. Punto. Los interesados en engañar y los interesados en ser engañados. Lo peor que puede pasar a un país, una nación, un estado, o lo que sea este desbarajuste que padecemos, es que la historia la escriban los políticos y no los historiadores. Según los que estén subidos en la madre de todos los burros (por parafrasear a la de las batallas, no se me ofendan) cambian los planes educativos y ponen una historia ajustada y manipulada a su propio interés. Por eso somos los más ignorantes e incultos del continente, según el informe Pysa. Y por eso nos estamos convirtiendo, generación a generación, en ciudadanos orientados educativamente según el cuentista de turno. Cada vez somos más resultado de la nada histórica. Así seremos mucho mejor manejados por los menestrales que, en cada caso, toquen el pito
                Y… óigan, que sí, que, aparte de todo esto, si quieren ser más que nadie separándose de esos nadies, restándose a sí mismos de su propio origen, quitándose de en medio de su propia historia, posquerequetebién, que les aproveche… y con Dios. Yo, desde luego, no voy a luchar contra la ceguera voluntaria. Es mú cansao

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