CRÓNICAS DEL VIVIR



Antes de que sigan leyéndome esta semana, les advierto que voy a hacerme publicidad. Como no tengo abuela, ni perro que me lama la oreja, ni crítico que me diga ojos negros tienes, hoy me voy a promocionar, y venderme, y anunciarme… Así que, si no les vá esta historia, entenderé sin ningún problema que se pasen a otro columnista vecino, o se pongan a hacer el crucigrama, que será más entretenido. 


Y voy a promocionar, o al menos intentarlo, mi último libro publicado, y primero parido por editorial. Hasta hoy, mis anteriores han gozado todos del padrinazgo, puede que inmerecido, del Patronato de Cultura del Ayuntamiento de Torre-Pacheco. Ese privilegio con el que siempre me han honrado, permitió que los que acudían al acto de presentación, o aunque no asistieran – con solicitarlo bastaba – se llevaban el libro bajo el brazo sin soltar un solo maravedí. Pero… ¡hay!, las estrecheces y pobredumbres , con bé, de medios en que se debaten hoy las administraciones y los servicios públicos, ya hace imposible tamaños dispendios. Mas he aquí que lo envié a una editorial, por aquello del por si acaso, y para mi sorpresa y la de los que me conocen, se ha atrevido, osada que es ella, a darlo a luz. Así que ahora, aquellos que me distinguieron con su interés, si aún lo conservan y tienen voluntad, habrán de enjuagarse la faltriquera y pagar su justiprecio. Lo siento. De verdad que lo siento… Siento costar lo que no valgo, pero así son las cosas.

CRÓNICAS DEL VIVIR se llama la criatura. Es un tocho de 758 páginas, que recoge la siembra de los últimos cinco años en este periódico de LA OPINIÓN, el cual me brinda refugio desde hace más de un cuarto de siglo, que ya es decir… Mi buen amigo Isidoro Jesús Martínez López me ha obsequiado con su favor de prologarlo, y consta de más de 365 artículos, clasificados en siete capítulos de diferente temática y condición. Política, sociedad, economía, ciencia, religión, valores, cosicas personales… son los ingredientes con que cocino el guiso, y su estructura les permite amenidad y una larga duración en la mesilla de noche como libro de cabecera. De hecho, se puede estirar su lectura todo un año a pequeños sorbos, paladeándose según las preferencias de cada cual. Pueden adquirirlo directamente a la Editorial United, P.C. vía internet, a través de mi web elescribidor.net o de otras, y me cuentan que también en Amazón. Las librerías que deseen, creo que pueden hacerlo negociando directamente con la editorial. Dicho queda pues…

A mis allegados les pido perdón. No es falsa modestia reconocer que no soy autor de ránking, por lo que no dispongo de reserva de tirada, y eso me niega la posibilidad de regalarles un ejemplar, que es lo que en verdad me pide el cuerpo. Son (gracias a Dios) muchísimos los prójimos próximos, y cumplir con unos pocos sería quedar mal con unos muchos. Y mi limitada y escasa economía me impide hacer bien lo que debiera y quisiera hacer. Así que me disculpo con todos y cada uno de ellos, y mientras tanto confío sepan comprender las razones que me obligan a ello. Otra cosa es que se conformen con una humilde versión digital. Si bien sé muy bien que un libro que no se pueda dedicar, acariciar, sopesar, oler, palpar y sentir, un libro que no ocupe un lugar en el espacio y en las manos… ni es libro, ni es nada.

En el mundo del escritureo, existen dos grandes áreas principales. Están los que cobran por ser editados, y los que pagan para que los editen. Yo sería de los segundos de tener posibles, aparte posibilidades para ser aceptado, claro. Lo que pasa es que los de este lado del muro podemos optar por que nos publiquen cediendo de nuestros derechos de autor a la editorial, que es la que arriesga con tu obra, como es natural, al no ser un Perez Reverte precisamente, ni por allá pasó… En el fondo, todos los que escribimos lo hacemos con la esperanza de ser leídos. Esa es la razón última de todo y de todos, al margen del nivel de cada uno, por supuesto…



Dicen que a los pájaros se les atrapa por las patas y a los hombres por la lengua. A mí se me atrapa por la pluma – hoy, por la tecla – porque el rastro por los que se sigue a un escribidor es de tinta. Por eso mismo, en las Crónicas del Vivir estoy atrapado, más que por la lengua, por las patas, como un pájaro. Mi jaula es la crónica de mi vivir, o mis crónicas del vivir ajeno, o lo que fuera esta cosa… En todo caso, son mis crónicas. Y como es mi punto de vista, eso también me pone en el punto de mira. Sean benevolentes entonces con este pájaro al apuntar, pero sobre todo, al disparar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

ANTONIO, EL CURA.

RESPONSABILIDADES

PATRIAS

ASÍ LO CREO YO...

HAZ LO QUE DEBAS

EL DOGMA POLÍTICO

¿CON QUÉ DERECHO..?