CUESTIÓN DE PERRAS

-         Mire usted… si pasa penurias económicas es porque usted quiere. Yo lo estoy garantizando su tranquilidad, pero se niega… debería hacérselo mirar… Es la última frase lapidaria con que me despide un “regalador de dinero”, así los llamo yo, tras quince minutos de loable esfuerzo por su parte al querer salvarme de mi crónica escasez pecuniaria. O por salvarme de mí mismo, tal es la sensación que me queda en mi maltrecho ánimo. En internet llueven las ofertas de conseguir dinero fácil y rápido con pequeñas inversiones. Ya van por pequeñísimas. O te llaman por teléfono para demostrarte que eres un suicida que no quiere salvarse. Que no tienes remedio, y que eres un irremediable tontolnabo…


-         Le garantizamos las cinco primeras operaciones con una ganancia superior a la normal, y las siguientes, en todas, siempre, siempre, ganará usted, y tan solo que en apenas unos pocos días… Es que no me fío, replicas casi en off, algo así como dándote vergüenza… - Escuche, somos una agencia legal, seria, formal, estamos controlados por la Comisión Nacional de Valores, y se lo demostramos documentalmente o como usted quiera que se lo demostremos… Ya, pero es que, todo lo que no sea percibir un pequeño estipendio a cambio de realizar un servicio, un trabajo, yo como que no lo veo… estoy escarmentado, ¿sabe?. Esto de levantar dinero con dinero, me escama mucho. Si tan garantizado está, como usted dice, adelánteme lo que me corresponda del milagro por cien euros, y luego se los doy, más una propineja por las molestias… Pero no, nada, sigue insistiendo en hacerme rico y hacerme ver lo tontolhaba que soy por no querer verlo así.

Pero lo cierto es que soy un jodido perro escaldado. He trabajado toda mi vida como un cenutrio, exponiendo siempre mi escaso patrimonio, para, al final, con el fin de salvar los muebles de la crisis y de mi riesgo, hacer efectiva una miserable cuenta de pensiones que junté a base de sacrificios, y entre banca y hacienda dejarme casi encueros vivos. Y así todo. Las promesas de los financieros y del estado se convierten en papel mojado, y mi experiencia personal ha sido mucho más desastrosa que beneficiosa. Me moriré pagando lo que otros han estado llevándose… No, gracias, mis apreturas son mías, ya es lo único que en realidad me queda verdaderamente mío…

Y lo peor es que, según esta gente que vende salvavidas, mejor, que los regala, me lo merezco por no aprovechar lo que me ofrece. Pero no puedo sustraerme a mi propia perspectiva. Al principio eran esas cajas casi locales, casi montepíos, que guardaban tus ahorros en tu libretica, y que los cuidaban cuidándote… Después de hacerse con su control los políticos, que las saquearon, lo que quedó de ellas se lo zamparon los bancos, que también se fusionaron con otros, y tu cartillica se la fundieron en el trasiego, convirtiéndose en inversiones y fondos especulativos. Ahora hasta esa banca está siendo dirigida y digerida por financieras sin principios ni escrúpulos… Todos ellos trabajaron con tu dinero, prestándote tu propio dinero, para, al fin, quedarse con tu dinero…

…Y hoy viene este hombre a decirme que soy un perfecto gilipollas si no les dejo un par de miserables cientos de euros para, en un par de semanas, devolvérmelos multiplicados como los panes y los peces. Y, a lo peor, es que lo soy, porque sé de gentes, o eso cuentan al menos, que están ganándose una pasta gansa con esta práctica… Así que, o soy muy listo, o tienen razón y lo que soy es muy tonto. Pero no llego a entender que necesiten la mierda de las sobras, o de las faltas, de una mierda de jubilado, para seguir especulando con sus miserables cuatro perras… No, no lo comprendo.

Pero, lo realmente incomprensible de este fenómeno es el silencio de la administración. El silencio de los corderos. Se echa en falta una información eficaz a la ciudadanía que está siendo objeto y diana de esta ofensiva captachavos. Sus ventajas y sus riesgos, si es que los hay… Si existen sospechas fundadas de ser un negocio piramidal. Si es legal, o no. Si es una minibolsa encubierta o es el invento del siglo… Lo cierto es que los gobiernos deberían estar también para esto. Pienso que si sus ciudadanos solucionan sus problemas económicos tan fácilmente, ellos solucionarían mejor los suyos fiscales, ¿no?.. Pero están callados como adoquines. Como lo que realmente son. No dicen nada. Ni informan de nada. Ni aconsejan, ni advierten, ni opinan… Nada. Muy sospechoso todo esto, ¿verdad que sí..?.


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