SANIDAD y CERRILIDAD
Aquí, cuando se
habla de la calidad de los servicios sanitarios públicos, no es tanto por los
profesionales de los servicios médicos que los atienden, que se dá por sentado
y demostrado, como por los políticos que los administran, que suelen ser tan
dudosos como contradictorios, cuando no penosos. De hecho, la mayor parte de
las veces, y por desgracia para todos, la pésima actuación de los segundos
dificulta considerablemente la loable actividad de los primeros, resta
viabilidad a su buen servicio, perjudica a los auténticos pacientes, y lo que
es peor, provoca un injusto rechazo y queja de los usuarios hacia los que menos
culpa tienen, y que son tan víctimas del mal hacer político como los propios
dolientes.
Este caso es tan denigrante como
verídico, y tan vergonzoso como real. Ocurrió no hace tanto en el Hospital Los
Arcos, pero es un hecho común que se repite de contínuo en todos los servicios
de urgencias de la sanidad pública de este país. Es un ejemplo típico, y ya por
desgracia tópico, del chapucero y lamentable tratamiento de determinados casos,
y de una praxis viciada por la aplicación de un protocolo torcido… En un
determinado lugar, de madrugada, la policía es requerida porque dos gamberras
inglesas están armando escándalo y alterando el órden público. Los agentes se
personan, verifican el estado de embriaguez y jeringuillez de las niñatas, las
retiran del sitio, y, en vez de llevarlas a dormir la mona en una suite del
cuartelillo, depositan tan virtuosa mercancía en… el servicio de urgencias
médicas del centro hospitalario público más a mano.
Las gurripatas british, de
alcohol y esnife hasta la cencerreta, se dedicaron a molestar al personal
sanitario de guardia, a insultarlo y a mofarse en su cara mientras eran
atendidas, a dificultar, estorbar y escandalizar (cartel de Silencio, Hospital,
jó, qué risa), e incluso a hacerse selfies descaradamente, obstaculizando e
incidiendo negativamente en la labor de todo el centro. Mientras tanto, los
profesionales, tenían que soportar el descaro y la desfachatez de esta gentuza,
a la vez que tragarse la injusticia y el escarnio flagrante, aparte el agravio
comparativo hacia los otros pacientes que se encontraban realmente mal y
necesitaban de atención y cuidados… “Es el protocolo”, se les contestaba si
protestaban por tan sangrante despropósito… Sí, es el protocolo establecido,
pero es un protocolo pensado con el culo, y establecido con un desprecio
absoluto hacia sus profesionales sanitarios y hacia sus enfermos reales. Por no
hablar de la mayor irresponsabilidad puesta e impuesta por la manifiesta
ineptitud de los que deben ordenar y administrar tan importante servicio. Que
se derrochen en semejantes atenciones los medios que, por otro lado, faltan,
escasean, y se necesitan para ejercer con la mínima dignidad atenciones más
importantes y necesarias, es de una ligereza y mediocridad apabullantes.
Yo, al menos, critico
abiertamente que se empleen fondos públicos para atender actos de total y
absoluta responsabilidad personal, como es la borrachera, o la “drogaera”, en
propios o ajenos, me da igual… Y me jode mucho tener que sufrir copago
farmacéutico en mis medicinas de crónico para que, luego, de mis impuestos, se
paguen estas asistencias a descerebrados. No estoy de acuerdo para nada. Es un
abuso integral e injusto que, del bolsillo de los contribuyentes, se financien
las consecuencias etílicas de los botellones, por otro desgraciado ejemplo, o
de cualquier desaforado fiestorro…
Y no digo que no se les
atiendan, ojo. Lo que digo es que se les pase la factura, a ellos o a sus
papas, si son menores de edad y mentales, aparte la multa que corresponda. Por
las buenas o por las malas, con todas las consecuencias legales aparejadas a su
impago… Habría muchos menos abusos, seguro. Y menos turismoalcohólico, también.
A lo peor es por eso esta desidia y dejación: para cuidar y mimar la
“excelencia” y “calidad” del turismo que nos viene, por parte de nuestros
administradores.
Cuando los responsables
políticos de este país entiendan que turismo, fiesta, órden y sanidad son
compartimentos estancos, aunque formen parte de una misma realidad, y cada uno
ha de mantener su propia dignidad, los ciudadanos empezaremos a no sentir vergüenza
de ellos… A ver si alguien más importante que este humilde servidor les hiciese
llegar este recadico… Por favor.-
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