¡¡QUÉ HISTORIA..!!
QUÉ HISTORIA
¡!! Miguel Galindo Sánchez
Cuando en nuestro programa radiofónico de LA
PINZA que se ocupó de las posibles falsificaciones históricas en los libros de
texto, los dos jóvenes invitados, un historiador y un profesor de esa misma Historia,
expusieron su código deontológico profesional, en el sentido de que la historia
es, y debe ser, revisable, y que por encima de los textos oficiales impuestos
por ley, se debe insuflar en el alumnado el hábito de la investigación, sentí
un enorme alivio. Y me alegré profundamente. Y me congratulé conmigo mismo. Los
de mi generación padecimos durante casi medio siglo una enseñanza de la
historia totalmente manipulada, sesgada, casi falseada al ciento por cien por
una dictadura histriónica e imperialista que, no solo ocultó y torció la
entonces reciente historia de España de la que ellos fueron arte y parte, como
golpistas vencedores sobre un gobierno legal, sino que también prostituyó toda
la historia anterior adaptándola y acoplándola a su interés absolutista.
Aquello era lo lógico y normal en una dictadura.
Para
conocer la posible falsedad de la posible realidad hemos tenido que leer mucho,
de muchas fuentes, y durante muchísimos años. Lo que a nosotros nos enseñaron
como una época heróica del españolismo sobre el invasor francés, y el
triunfalismo de una Guerra de la Independencia como una restauración gloriosa
del posiblemente peor monarca de toda la historia de España, Fernando VII, hoy
mi nieta sabe que fue el triunfo más espantoso del oscurantismo y la derrota de
la apertura y la ilustración, y que España se hundió en el atraso y la
superstición. Por ejemplo. En aquel “vivan las caenas”, una Iglesia
inquisitorial y ambiciosa tuvo gran parte de responsabilidad en ello. Como lo
ha tenido en los años de plomo, de sangre e indignidad del País Vasco, e
incluso en el más reciente del conflicto catalán ha tenido su más o menos
indisimulada participación. Y por eso también, estas autonomías – como otras –
manipulan, falsifican y corrompen su propia historia a través de sus propios
libros de texto sacados de contexto.
Porque
ni los vascos fueron una raza diferente de los iberos, ni Cataluña ha tenido
nunca entidad propia. Los vascones poblaban lo que hoy es Navarra, y en lo que
actualmente es Euzkadi habitaban várdulos, caristios y antigones, osea,
cántabros de pura cepa, y todos ellos era pueblos iberos sí o sí… Y Barcelona
fue mucho antes que Catalunya en la historia. En el 801, Ludovico Pío, rey de
Aquitania, ocupó la ciudad barcelonesa, y creó el Condado de Barcelona, y en
sus documentos de la época habla de francos y españoles, nunca, jamás, de
catalanes, por la simple razón de que Cataluña no existía. Incluso después
perteneció a la Corona de Aragón, pero nunca, jamás, tuvo más entidad propia de
aquella Marca Catalana. Y punto pelota. Pero es que, desde la entidad de Jaime
I ha sido retorcida, el mito del Al-Ándalus como lugar de pacífica convivencia
cultural y religiosa, ni los suevos fundaron nación gallega alguna, ni Santiago
está enterrado en Santiago, hasta que ni siquiera Colón puede que no
descubriera América… Al menos, no el primero, aunque fuera el de forma oficial.
El mismísimo Bartolomé de las Casas, Fernández de Oviedo, López de Gomara y
todos aquellos cronistas de la época hablan de un “Protonauta” financiado por
la corona portuguesa, y que en las Azores Colón topó con los supervivientes de
aquella expedición, dándose prisa en recoger tales informes y vendérselos a la
corona de España. Garcilaso de la Vega facilita hasta el nombre del tal
Protonauta: un tal Alonso Sánchez de Huelva…
Pero
cuando la Historia se deja en cualesquiera manos, faltas de rigor y sobradas de
intereses espurios, pues pasa lo que pasa… Corre un vídeo por esos whatsaps del
diablo en el que un Cabo de la Guardia Real que hace de guía en el museo de la
tal Guardia, explica a una clase de escolares con sus maestros delante, que la
bandera franquista no es inconstitucional porque se basa en símbolos
religiosos: el yugo, las flechas, y hasta el águila, que simboliza a San Juan…
y le echa la culpa a los Reyes Católicos, exculpando a Franco. Naturalmente,
Franco se aprovechó de la simbología reycatólica, pero los símbolos no son ni
religiosos ni fascistas. Están sacados de los clásicos griegos (Virgilio), pues
el yugo está en las Geórgias y las flechas en la Enéida. Y ni siquiera los
eligieron los católicos reyes. Fue Antonio de Nebrija quién las incluyó como
divisa, y solo porque las iniciales de Yugo y Flecha coincidían con las de
Ysabel y Fernando.
Y
es que los políticos deberían de no meter la mano ni en el dinero ni en la
historia. En el primero, porque no les pertenece, y en la segunda, por lo
mismo. Ni es suya, ni tienen zorra idea. Pero lo hacen. En ambos casos. La
Historia debe ser escrita, no por amanuenses a sueldo, si no por investigadores
honrados. Y si debe haber un texto, que los escriban los historiadores
honestos, no los advenedizos pagados por dudosos politicastros. Coincido con el
historiador invitado al programa cuando me dijo que la Historia se construye de
abajo hacia arriba, y se destruye de arriba hacia abajo…
España
tiene una Historia de gigantes, pero la manejan políticos enanos. Y mezquinos
de su propio patrioterismo enfermizo. De una Historia grande se han hecho
historias pequeñas, separadas, falsas, distintas… y hasta contrapuestas. Y
todas pierden la grandeza que juntas tuvieron. Solo los incultos e ignorantes
pueden tragárselas.
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