PRESÉNTATE AL PRESENTE
Los seres
humanos vivimos entre tiempos (no así los animales, que sienten, viven, un
continuo presente). La mente de las personas, por alguna razón que se nos
escapa, salvo que seamos la medida de algo, o estemos en la medida de algo –
que a lo mejor lo somos y estamos – nos hace vivir nuestra existencia en tres
tiempos que, aún siendo uno solo, sentimos tres distintos. Se ve que es la
trinidad humana. Pero sí, nosotros sentimos en pasado, presente y en futuro. Es
una facultad extraña, que nos hace ser especiales en la creación, o lo que esto
fuera… Y es la sensación, quizá llegue incluso a ser el sentimiento, de haber
vivido una vida pasada, estar viviendo la presente, y tener una imagen futura
por vivir. Sin embargo, es una ilusión, un engaño, un blooff. Tan solo existe
un solo tiempo, tan solo hay un único presente. Eso sí, dentro de la caja
mágica del espacio, que es lo que nos despista. Por eso Einstein nos avisó de
la relatividad…
Cuando somos niños, vivimos un enorme,
inmenso, y casi inacabable presente. Todo es nuevo para ellos y lo que nosotros
fuimos. Todo es un descubrimiento continuo. Tenemos entonces un pasado corto,
virgen, escaso y confuso, algo así como si hubiéramos traspasado un ligero y
tenue velo placentario que nos empujaba fuerte hacia adelante, y que tiraba
flojo hacia ningún pasado… Solo un ancho presente y un intuido por largo futuro…
Tan largo, que apenas teníamos otros ladrillos para construirlo que los que nos
proporcionaba nuestro monumental presente, y sin la argamasa que supone para
fijarlos el recuerdo de un pasado. Fantasías, ilusiones, de lo que cada cual
podía llegar a ser, a fabricarse, según su presente… En mi niñez de posguerra,
algunos críos levantábamos y dibujábamos en la poca arena de aquella poca
playa, rudimentos de casas, calles, carreteras, coches y personas, con
guijarros, que representaban un futuro nuestro dentro de un nivel que no
existía ni de coña, pero que nos adelantaba aquel Cinema Paradiso que era el
Carthago de nuestro pueblo. Sueños ilusos que luego se iban ajustando a otra
realidad distinta.
…¿Pero qué es la realidad, sino
un presente forjado de pasado?. Cuando esa realidad fantaseada de juegos
infantiles se manifiesta después, con mayor o menor rigor, en la madurez de
cada cual, nos creemos dueños y señores de nuestro incontestable presente. Heme
aquí, en medio de mi pasado y de mi futuro y amo de ambos. Con una serie de
planes, y proyectos, y aspiraciones, y ambiciones para atar lo que quiero y
espero de mi plan de vida… He estudiado una carrera – si se ha tenido esa
inmensa suerte, claro – o he trabajado orientando mi existencia hacia este o
aquel objetivo. A veces, las circunstancias te ponen en una dirección marcada,
y eres lo suficientemente cobarde como para no salirte del camino… Pero sea
como fuere, tenemos por delante tanto futuro como pasado al coleto, y aún queda
lana en los moldes suficiente como para seguir tejiendo una buena bufanda para
tu vida, que te bienabrigue de los posibles fríos del mañana. Nos comemos el
mundo, sin darnos cuenta que es el mundo el que nos come a nosotros. Pero eso
es porque nuestros tres tiempos están en su fiel de la balanza, los tenemos
equilibrados, en perfecta equidistancia, y nosotros somos y representamos ese
mismo fiel de esa misma balanza.
Sin embargo, la vida es
inexorable. Demasiado inexorable. A veces, despiadadamente inexorable. Y en un
tris estás apeado de esa posición en que crees manejar el timón de tu
existencia. Y de pronto te encuentras atrapado en un presente sin presente.
Tanto has vivido durante tu niñez, juventud y madurez enfocado al futuro, que
llegas a él, y te encuentras que ya no tienes futuro. Casi que no te queda
futuro. Apenas un poco, prácticamente el depósito de combustible se va
inclinando hacia el cero… Ya cuentas el futuro por meses, por semanas, por
días… Y te ves a ti mismo con un descomunal pasado que ya no te vale para nada.
Tan solo para recordarlo. Mala cosa. Cuando uno se refugia en su pasado es
cuando ha vendido su presente por el plato de lentejas que le queda de futuro.
Yo ya no vivo mi presente, de
eso soy consciente. Si acaso, vivo el presente de otros, de aquellos que me
rodean y de los que me rodeo. Ya estoy pegándole bocados al poco futuro que me
queda. Pero me doy cuenta de lo tontos que somos los que creemos plantar un
frondoso árbol en un futuro en el que apenas cabe una maceta de perejil. Solo
de niños fuimos auténticos amos del tiempo y dueños absolutos de nuestros
sueños. Únicamente los que se aferraron a su hoy, hicieron su vida en el
presente, y del presente su vida. Solo los que no se ataron a su pasado ni se
vendieron a su futuro fueron afortunados… Los demás, que nos lanzamos a un
futuro de fantasmas y nos refugiamos en un pasado de espectros, perdimos el
gran don del presente… Y eso mismo, que por aquí andamos mientras andemos.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h.
http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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