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TORRE-PACHECO, MURCIA, Spain
Escribidor, más que escritor, empresario, Juez de Paz de mi pueblo, colaborador de la fundación Entorno Slow, certificado por Global Reporting Initiative como técnico para sellos RSC - Responsabilidad Social Corporativa -, vicepresidente de COEC (Confederación Comarcal de Organizaciones Empresariales) y presidente local, tonto útil, etc...

jueves, 21 de septiembre de 2023

QUIÉN NO QUIERA SABER...

 


Tenemos en España una intelectual valiosa, y valorada en el mundo entero, pensadora, filósofa, escritora, socióloga, humanista, académica, catedrática de ética… y alguna cosa más. Se llama Adela Cortina, y la cito aquí, hoy, en mis espurios escriturios, por un par de razones: primera, porque si no digo todas estas cosas y casos sobre ella, casi nadie la va a conocer, pues en este país nuestro le damos más pábulo y dedicamos más atención a doña Belén Esteban que a cualquier figura de conocimiento universal. Y es normal: consumimos y valoramos la mediocridad que somos.

Y segunda, porque la frase, o sentencia, que voy a citar a continuación, es de ella, con toda su autoridad, y no una ocurrencia de este humilde escribidor de la gleba, al que ya muchos me tienen sacada la horma, y hecho el traje a la medida… Es que las cosas son así, y así las entiendo: el valor que se les da a las afirmaciones depende del currículum de quién las pronuncia. El que otro más anodino participe de ellas, y las defienda, vale de muy poco. Pero eso sí, se puede servir de la inapelabilidad del personaje para validar la propia creencia. Y eso mismo es lo que hago.

Por eso que, cuando esta preclara y magnífica mujer, exclama vox et pópuli, con luz y taquígrafos, que “Los medios están creando una sociedad de tontos polarizados”, un servidor de las monjas, que no puede estar más de acuerdo con ella, lo único que se me ocurre es hacerme su altavoz y trompetero, aunque sea su último y más débil eco, y llevarla hasta la conciencia de los que aún suelen compartirme… A veces, a los que los dioses nos han regalado cierta facilidad – que no felicidad – de pluma, con la que comunicarnos, la mejor respuesta y servicio digno en nuestra medianería es colaborar con las verdades, aunque sean las del barquero. Y hacer de telonero de los/las grandes, pues ese es el privilegio de los pequeños.

Pero centrémonos en el tema del día: que los medios participan activamente en el aparente plan de alienación que los poderes fácticos, económicos y oligárquicos, y los políticos como comprados colaboradores, parecen estar llevando a cabo, yo lo veo como algo más que un supuesto… Lo que pasa es que cada vez nos damos menos cuenta, de lo amuermados que estamos. Pero tan solo tenemos que abrir y repasar cualquier página de cualquier periódico con espíritu analítico, y ver cómo y en qué las emplea… o activar cualquier cadena de cualquier televisión, y fijarnos en qué y cómo llena sus tiempos. Pero antes, unos deficientes planes educativos han preparado el terreno para deformar a ciudadanos, y atontarlos polarizándolos al consumo, a la diversión y a la división.

Solo hay que fijarse, como ejemplo, en tiempos electorales, donde todo el enfrentamiento y discusión que la clase política establece en sus cochiqueras, de inmediato lo adoptan y reflejan los medios trasladándolo a la sociedad, que es el campo de batalla pre-establecido por los partidos. Cuanto de soez, burdo, sucio y rastrero se emplea, y es mucho, se expone a los ciudadanos para que lo incluyan en sus respectivas tendencias ideológicas de acoso y persecución en las redes al que opina contrario. Munición de guerra. Resulta demasiado evidente. Y la tendencia se hace tendenciosa.

El resto en tiempos… llamémosles normales, se rellena de festejos, deportes, climas adversos y diversos, y truculencias de todo tipo y condición. Todo encaminado al palo y la zanahoria, a establecer un programa de acojonamiento social que da muy buenos resultados… A la guerra, la carestía y la inseguridad se le opone estratégicamente un pan y circo que llenar y un carro del que tirar. Así que sí, yo estoy con Adela Cortina cuando dice que jamás ha habido tanta oclusión mental (con tales mismas palabras) como en la actualidad, y que se muestra más escéptica que nunca, visto lo visto, que es lo nunca visto… Yo también, mi respetada señora, yo también…

Es exactamente la misma estrategia utilizada por la Iglesia desde los siglos de los siglos para obtener y guardar el poder: extender la ignorancia, secuestrar el conocimiento, esparcir el miedo, y monopolizar la salvación… Ya saben: sométete y te salvaré, vótame y te protegeré; pero, claro, eso por supuesto, entrégate, atóntate, polarízate, no seas tú, no ejerzas el librepensamiento, no recuerdes, no conozcas, no sepas, que nadie hable ni escriba fuera de lo establecido por nos…

Lo de doña Adela tan solo es un espaldarazo a lo que, tras soltarlo, ha sido debidamente silenciado por esos, los mismos medios… Y no solo porque lo creo, es que también lo sé. Conozco casos de persecución, acosos, chantajes y amenazas a personas débiles e indefensas, desprotegidas, víctimas propiciatorias, por parte de esa Iglesia que obra contrariamente a lo que predica. Y eso, por el solo hecho de intentar publicar en libertad lo que todo el mundo debería tener la oportunidad de saber y conocer, en uso de su también propia libertad. Y doy fe de ello.

Pues el Estado está empezando también a actuar así. Las oligarquías económicas así lo demandan… Naturalmente, lo más cómodo y efectivo para todos estos poderes terrenales no es producir mártires, sino producir, como afirma la Sra. Cortina, tontos polarizados… No hay que atacar a nadie, sino lograr que nosotros nos ataquemos a nosotros mismos, y que se quiten de en medio entre ellos mismos. Siempre habrá sicarios, como siempre habrá redes.

Lo único que hay que hacer es sembrar el rechazo al auténtico conocimiento; travestir la genuina simiente por zarzas y espinas, y sembrar cizaña… y verlas venir. Yo me apunto a los incómodos, a los no-me-da-la-real-gana, a no tragar sus envenenadas píldoras. Por supuesto, es tremendamente incómodo y difícil, y te harán el apartheid, y resulta dolorosamente solitario. Por eso, el que me quiera seguir, que lo haga, y el que no, pues que ni se moleste… pero que tampoco me moleste a mí.

Miguel Galindo Sánchez / miguel@galindofi.com / www.escriburgo.com

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