PAPOLATRÍAS

Bueno… pues que me dicen mis “críticos” que ya no escribo tanto sobre la Iglesia, y que si este nuevo papa ha venido a hacernos callar a los deslenguados, y que si esto ya no es lo que era, y que si Pacopapa tal y Pacopapa cual… En fin, ojalá y lleven razón, que no quisiera yo otra cosa que ser un convencido converso, valga la sincopancia. Que ya me gustaría a mí… Pero, vamos, yo es que nunca ha sido crítico personal de papa alguno, por el simple hecho de que tampoco jamás he practicado papolatría alguna, ¿saben?.. Yo he criticado, eso sí, siempre lo he hecho, la actitud histórica de una institución que ha maniobrado desde sus fundación al margen del auténtico cristianismo que fue su fundamento. Usando y abusando de su dogmatismo en motu benedictus… digo beneficius. Entiéndaseme… El tristemente famoso inquisidor Belarmino, primer cardenal jesuita y verdugo de Giordano Bruno, de Galileo, etc., proclamaba en su no menos famoso catecismo que “solo es cristiano quien obedece al papa”, y ninguno de ellos, que yo sepa, ha desmentido tamaña barbaridad.
                   Mas volvamos al asunto que nos ocupa, hermanos insiders (pues yo me considero outsider). Que el actual Franciscus tiene un talante más cristiano que católico, está claro. Que sus gestos son los que deben ser, y no los que eran, está fuera de toda duda – quede atrás aquel Pio XII en cuya presencia había que arrodillarse, y retirarse caminando hacia atrás, doblado en sumisión y sin mirarle a los ojos -. Que aparenta más cercanía, calidez, confianza y dulzura que cualquiera de sus predecesores, no hay quién lo discuta… La cuestión es cuándo se acaba la etapa de los gestos y comienza la de los hechos. Unos hechos en correspondencia con los gestos emitidos.
                   Y los hechos es volver a la tradición de mayor autenticidad cristiana, despojándose del paganismo del poder con que se ha instituido y construido a sí misma. Por ejemplo, rehusando el papado del privilegio de ser jefe de estado, regalo envenenado y bien aceptado, del dictador Mussolini a Pio XI por su apoyo al fascismo... Por ejemplo, prescindir de los considerados mejores servicios secretos del mundo, que no sé para qué le hacen falta a Cristo, así como de la banca más poderosa y opaca del mismo mundo, que eso sí que sienta al Cristo como un par de pistolas… Por ejemplo, dejar de ser “Pontíficex Maxímus”, título de los emperadores romanos, para volver a ser el apostólico “primum inter pares” y sin ninguna falsa, interesada y prepotente infalibilidad por montera… Por ejemplo, despojarse de todo el contenido de la fraudulenta y sobradamente demostrada falsificación de la “Donación de Constantino”, y regresar a los más puros orígenes sin las servidumbres del poder, la riqueza, la propiedad, el patrimonio, el mundo, demonio y carne… Por ejemplo, volver a la tradición auténtica significa la no imposición de celibato alguno, ni tampoco la misógina exclusión, y que la mujer pueda ejercer el ministerio sacerdotal, como ocurría en los primeros tiempos, que hasta obispas había…
                   Por ejemplo, dejar trabajar a la ciencia en paz y libertad, y no inmiscuirse en mayor política que dar al César lo que de él fuera, y a Dios lo que fuese de Él. Y dar mayor libertad de conciencia a los fieles en el ejercicio de su responsabilidad personal en todos los aspectos de la vida, incluido el de la expresión de su sexualidad. Recordemos el por ellos arrinconado Concilio Vaticano II, que llegó a decir que “el sexo no es solo destinado a la procreación, si no que igual es un lenguaje entre personas que se aman y se expresan a través de sus cuerpos”… nada menos. Algo tan revolucionario y que, sin embargo, es tan viejo… Por ejemplo, andar el único camino válido para el ecumenismo: la verdad en la humildad… Por ejemplo, recobrar la senda desacralizadora que Juan XXIII no pudo, o no lo dejaron, terminar…
                   … Y que Juan Pablo I quiso seguir y al que tampoco consintieron desarrollar. En un mes pagó con su vida su proyecto de dejar el Vaticano e irse a vivir a un barrio obrero de Roma, despojar de poderes al cardenalato, reformar la curia de raiz, y dejar los bienes, riquezas y palacios en manos de una organización internacional que los fuera revirtiendo en fundaciones sociales para los más pobres y necesitados. Cuando este plan fue propuesto a la púrpura la tarde antes de morir, los gritos llegaban hasta la monja asistente, que luego confesó todo: “Aquella noche no cenó, ni vió las noticias como era su costumbre. Visiblemente abatido se retiró a sus habitaciones”, dijo la religiosa, que lo encontró muerto con los documentos de la acalorada discusión desparramados sobre su cama. “No murió leyendo el Kempis”, como afirmó su secretario, reconociendo luego el embuste… No… yo creo que murió jurando en arameo.
                   Y los millones y millones de vivalquesea´s que lo vitorearon, y que ahora aplauden al sencillo Francisco, fueron los mismos que antes y después  aplaudieron y vitorearon a sus contrarios. O sea, yo pienso que este buen hombre, que Dios le ayude, está solo. Más solo que la una. Y tiene mucha soga que desliar… Uff.

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