POLITERRORISTAS

 

(de InfoLibre)

Matar a mil ajenos indiscriminadamente por uno propio, no es terrorismo; bombardear escuelas, hospitales y mercados, no es terrorismo; tirar bombas incendiarias en campamentos de refugiados, no es terrorismo; ametrallar autobuses repletos de niños, no es terrorismo; arrasar las vías de suministro humanitario de la población civil para que mueran de hambre, no es terrorismo; masacrar a periodistas, fotógrafos e informadores para que no difundan el genocidio, no es terrorismo; enviar a colonos armados para que asesinen a los allí establecidos, no es terrorismo; tanques apuntando a la cara en Rafah a niños y sus madres, no es terrorismo; no obedecer los mandatos de la ONU, ni al Tribunal Internacional de la Haya, ni respetar los acuerdos de Ginebra en materia de guerra, no es terrorismo; saltarse todos los Derechos Humanos habidos y por haber, no es terrorismo…

Todo eso, y docenas de atrocidades diarias contra los más débiles, según nuestra más acendrada derechona, no es terrorismo… Solo si se pica la trampa de un anzuelo de un festival juvenil puesto de cebo justificatorio, es terrorismo y del malo, aunque no existe terrorismo bueno, como quieren hacer aparentar con el practicado por ellos… Y de postre, nuestra ultraderecha, hasta ha corrido a besar el culo del genocida, sin acordarse de que su maestro Hitler los asesinó a ellos en masa como ellos hacen ahora con los palestinos. Todos los extremos se amigan, ya que son lo mismo.

Pero no crean los que me leen, que lo hacen por cabeza vacía (o “nazía”), aunque algunos sí; es mucho peor: se juega con docenas de miles de muertos inocentes por puro y duro interés político, nada más; por irresponsable y desconcienciada oposición; por descerebrado oportunismo electoral… Si, por los azares de la vida, Sánchez, o el Psoe (mal que nos pese, hoy viene a ser lo mismo) se hubieran descantado por el apoyo estratégico a los intereses semitas, no les quepa ninguna duda, ninguna, que Feijóo, Abascal y sus mariachis serían ahora defensores a ultranza de los sacrosantos e históricos intereses palestinos de toda la vida. Ya lo hicieron, en su día y momento, sus antecesores. Tan solo es ir a la contra no importe la ética, ni la moral, ni la honradez, ni valores, ni derechos humanos algunos que se estén violando.

Prueba de ello es que Aznar ratificó el derecho de Palestina a existir, así como apoyó su entrada en la Onu, sin empacho a fotografiarse con el… ¿terrorista?, Arafat, documentando gráficamente la alianza. Igual Rajoy repitió foto, promesa y aupamiento con Mahmmud Abbás: Palestina debía de existir como país con todos sus derechos, juntamente y en igualdad de condiciones que con Israel… Exáctamente lo mismo que hoy defiende Sánchez, o, al menos, dice defender hoy, que, recordémoslo, por otro lado ha vendido al igual de desheredado pueblo saharaui por un plato de malas y cucadas lentejas lombriceras.

Lo que viene a demostrar que los políticos no guardan lealtad alguna a ningún principio, que no sean sus cochinos intereses espurios… Eso sí, claro, utilizan cualquier conflicto para tomar ventaja, o, por el contrario, hacer oposición, a costa de un papanatismo aplaudidor – y apandador – de los que los jalean en cada momento en base a una ya más que falsa por falseada ideología. Eso ya vale menos que lo que caga el loro. Todo está vacío de contenido trascendente: el político, los políticos, lo usan todo demagógicamente, no humanamente.

El por qué nosotros, los ciudadanos, no consultamos las hemerotecas, y no queremos ver la farsa sangrienta de sus comportamientos, es, quizá, el mayor y más dramático problema de la era actual: la justificación de las personas (yo mejor diría gente). Nos han convertido en masa, y nos hemos dejado hacer. Ya no se nos juzga por ser más o menos humanos, sino por la etiqueta que algún día se nos puso… “claro, como tú tiendes a izquierdas”, se nos dice cuando se nos quiere condicionar según el marchamo contrario del ganado opuesto al redil compuesto… “se te está viendo el jopo derechista a ojos vista”, te dicen los supuestos tuyos si piensas, opinas y decides con absoluta independencia de conciencia. Nos han hecho “los vigilantes de la playa” de nosotros mismos, y hemos aceptado encantados el papel.

Y aquí reside el nudo gordiano del problema. Todo estriba en eso mismo: en que, por un lado, nuestros políticos hoy atacan lo que ayer defendían, o, al revés, hoy defienden lo que ayer atacaron. Sin cortarse un pelo ni avergonzarse de su doble, o triple, moral. Saltándose a la torera derechos humanos, justicia, valores o supuestas ideologías de usar y tirar; y, por otro, la ciudadanía de las naciones, les hacemos caso como memos, y nos enfrentamos entre nosotros mismos en su nombre y por sus exclusivos intereses. Les hacemos el caldo gordo en nuestro papel de tontos útiles… Y todo, por poner a las personas al servicio de las ideologías, cuando, lo lógico y de sentido común, es que sean las ideologías las que estén al servicio de las personas.

Mientras la humanidad no rompa esos moldes y cadenas y empiece a evolucionar en, y con, el librepensamiento como única bandera, todos, en pensamiento y obra, en acción o desacción, seremos terroristas vicarios, en mayor o menos grado… Todos tenemos nuestra propia conciencia, vale, sí, bueno, pero participamos, lo queramos o no, en la conciencia colectiva que formamos… o deformamos. Y aquí no nos escapamos ni el tato. Cuando apoyamos a los partidos y políticos que hacen esto; cuando nos dejamos arrastrar por su opinión, no la nuestra; cuando nos adocenamos con el dolor ajeno, con las injusticias que amparamos cobardemente, con el mirar para otro lado; cuando nos refugiamos en el “dame pan y dime tonto”; estamos haciendo terrorismo de baja intensidad; nos convertimos en el sustento y alimento del alto terrorismo.

Nuestros politerroristas han hecho profesión de ello. Nosotros hemos hecho procesión de ellos… Desde el que vende el arma hasta el que la dispara, pasando por el que calla y los que justificamos en urna más de la misma canalla…

Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

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