CREENCIALES
Decía Rosa Montero en uno de sus enjundiosos artículos: “ no soy creyente, es decir, no creo en ninguna diosa omnipresente, y menos aún en un tronante dios barbudo ”… Bueno, sin desear corregir a una muy señora mía articulista y gran escritora – nada más lejos de mi intención – yo tampoco creo en esos prototipos de Dios, pueriles y antropomorfos, pero sí que me considero creyente, sin ningún género de dudas. Creo… me parece a mí, claro, que una cosa es creer y otra muy distinta en lo que se cree. Y pienso que de ahí mismo parte la confusión, más o menos generalizada, más o menos interesada, con que se aliña tal guisado. Me atrevo a decirlo porque parece existir un determinado interés (no hay interés más desinteresado) en que las confesiones: religiones, iglesias, creencias y demás cortejo, establezcan algo tan simplista como el que no seas creyente, por la elemental razón que no crees en lo que se te dice, y punto pelota… En realidad eso es un simple y vulgar corporativismo de to...