LOS MALOS DEL CUENTO
Pido mil perdones. Si bien esta última Semana Santa me la propuse a mí mismo como prolongación cuaresmal de no convertir la tinta de mi pluma en sangre, algunos/unas se quieren seguir sintiendo ofendidos (y así mismo me lo expresan) por alguna opinión escapada en algún brevete de los que igual escribo… Esos que se me escurren y que son como garbanzos negros. Nada en absoluto. Pero bueno, en fin, como en estas flores no se respeta presunción de inocencia alguna, pues me confieso culpable por si algunos álguienes hayan podido sentirse señalados, aunque esté convencido que son ellos solos los que se señalan a sí mismo en el fondo, y luego me señalan a mí como excusa. Del otro lado de las aguas atlánticas, un grupo de Tucumán, de aquellos que me brindaron la mención especial y especiada, como consuelo de la última navidad mal-pasada, me preguntan en qué y cómo empleaba yo aquesta Semana Santa en aquellos prodigiosos años sesenta del entero mundo… Pues, la verdad, como casi todos en e...