HISTORIAS DEL GÉNESIS

Siempre me llamó la atención lo de aquel Jacob, hijo de Isaac, que le compró la primogenitura a su hermano Esaú, ¿se acuerdan?.. el cual tuvo que ser más tonto que Abundio (entonces el primogénito se lo quedaba todo) por un puñetero plato de lentejas que estaba guisando para él, y de cuyo olfato su hermano mayor se enamoró por su estómago. Mucha gazuza tenía que tener el otro, y muy poca paciencia para hacerse él mismo unas migas mismamente… Luego, con el conciliábulo de su madre, que para eso era su ojico derecho, se puso el zamarro de Esaú, que apestaba al mismo cosa mala, y se hizo con la bendición de su padre, cegato como un topo, dándole a éste gato por liebre… Yo no sé si eso fue legal, pero, sea como fuere, coló de todas, todas, y, encima, Jehová, que siempre andaba vigilando y metiendo baza en todo, no dijo ni mú, y miró para otro lado.
Sin embargo, tuvo que salir echando leches, porque el hermano, que era más bruto que un mandril, juró restablecer el orden de la herencia por el único método posible entonces: quitándoselo de en medio por las bravas… Pero lo que siempre me ha fascinado de su historia es lo que le ocurrió en el camino de la huida; lo de la escalera que conectaba con el cielo donde se echó a dormir, por donde subían y bajaban ángeles, como un ascensor, y donde tuvo un enganche con uno de ellos, al que, ganándole en cuatro rounds, el ángel vencido le cambió el nombre por el de Israel, que fue el de la nación engendrada de él. Está claro que el tipo era experto en quedarse diplomas títulos y diplomas por engaños o echando pulsos.
Yo siempre he creído ver en este subibaja (al lugar lo llamó Betel, y Bêt-Él significa literalmente “la puerta de Dios”), un agujero adimensional por dónde aún bajaban de aquellos ángeles “caídos” a la Tierra y subían los “recuperados” al cielo, y, en ese trasiego, Jacob se las tuvo que ver con un atravesado que le exigió la devolución en su persona de la bendición malganada a su padre, pero no me hagan mucho caso… Sin embargo, algo tuvo que ocurrir con el trilero Jacob, cuando, a partir de ahí, en lugar de darlas con queso, comenzó a tomarlas hasta sin queso. Me explico:
El tal Jacob – ya Israel – iba hacia la hacienda de su tío Labán a pedir cuartelillo, y en busca de un curro remunerado, pero al llegar allí, se encontró con una de sus primas, Raquel, de la que se enamoró como un pato, y que, como dónde las dan las toman, su pariente le dijo que si la quería tomar por esposa tenía que trabajar para él durante siete años sin cobrar un puñetero duro… “Así que sirvió siete años por Raquel; y le parecieron como pocos días, porque la amaba” (Génesis, 29.20). Pero se la jugaron bien jugada. Su señor suegro conspiró y le coló a su hija mayor durante la noche de bodas (es costumbre judía que la novia sea entregada con la cara tapada), y como oscuro que era y con las urgencias de la carne, “Jacob no reparó en el cambio”… O sí que reparó, vaya usted a saber, y se calló pensando que un dos por una tampoco era mal arreglo. Así que, prosigue en Génesis 29-25: “cuando llegó la mañana, Jacob vió que era Lea”… ¡el dios que la menea!.. Si bien acabó aceptándola por esposa. A ver qué remedio…
Así que el ladino de Labán, pasada la cosa del caso, le ofreció otro pacto: otros siete años de curro gratuito, y entonces le entregará a Raquel, porque vio que su sobrino seguía embecerrado con ella… “Así lo hizo Jacob. Y cumpliendo aquel otros siete años, le dio por esposa a Raquel” (Génesis 29,28). Osea, que el zorro del viejo lo tuvo catorce años trabajando para él sin tenerlo dado de alta, y además se quitó dos hijas de encima para echárselas a él sobre sus hombros. El yerno, con lo espabilado que le vino, le salió pardillo.
¿Justa lección de Jehová por la faena al tontucio de su hermano?.. La verdad es que no se cuenta. Yo me supongo que el ángel que luchó con él en el rasca-cielos aquél del camino le tuvo que decir algo al respecto a la oreja, pero lo ignoro… Tanto la historia se repite cuando nada hay que inventar que Raquel también le salió estéril, como su abuela Sara, y, casualidad de causalidades, o al revés, ésta, le cedió a su sierva Bilha para que le diera descendencia… A tal respecto, y también en Génesis, 30-8, la tal Raquel proclama: “en contienda de Dios he luchado con mi hermana y la he vencido”… aunque la saga sigue y Bilha dio al menos un par de hijos más a la casa de Jacob, e imagino más contiendas y luchas sobre ello, pero todo eso lo dejaremos para que Netflix siga la serie…
Sea como fuere, explica muy bien aquello de la “Restauración regresiva de las personas” en palabras de Jüng, esto es: casi que un contrasentido, pero que tiene mucho sentido. Con ello, el genial psicoanalista quiso explicar el logro de lo uno a través de su contrario, vamos, que la persona, el ser humano, también puede restaurarse como tal a través de su propia regresión, o involución… En román paladino: cayendo para volverse a levantar; andando pasos hacia atrás para impulsarse hacia adelante; regresión-progresión; la acción pendular de la Historia, tanto de la humanidad como de cada individualidad.
Bajo tal punto de reflexión, el Antiguo Testamento bíblico bien puede considerarse como una colección de historias pasadas que muy bien pueden encardinarse en historias que igual son tremendamente presentes, o incluso pueden ser historias inmensamente futuras… Lo de que sean Historia Sagrada es un concepto eclesial eminentemente religioso. Cada cual puede tomarlo como consecuencia de su propia secuencia de vida; o tomarlas como experiencias de nuestras propias existencias; o como una especie de diamante multifacético, donde cada revés tiene su envés, y donde en cada cara se muestra una parte que pertenece a un todo… En pocas palabras, es el pasado explicando el futuro. O si lo prefieren, una especie de código que nos explica a todos y cada uno de nosotros. Que cada cual de cada quisque lo interprete por sí mismo… Algún que otro personaje más sacaré de aquesta chistera, si les gusta y así me lo permiten.
Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com
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