MILAGROS
Mi artículo pasado “¿Sábana o Lienzos?” tuvo una participación… digamos que algo superior a la media. No cabe duda que suscitó cierto interés en una parte de mis lectores más o menos habituales. Se extrañaban mucho sobre el hecho de que, de los cuatro evangelistas que relataban el mismo pasaje, tres coincidieran punto por punto en todo, y uno se distanciara tanto de ese mismo todo. Eso suele ocurrir porque se nos ha acostumbrado al común del fielato a dosificarnos los Evangelios de forma y manera que no podamos establecer comparaciones, sino como un conjunto homogéneo encaminado a un mismo fín: el dogmático, el establecido por los primeros Concilios eclesiásticos en los que se triaron una cantidad ingente de escrituras y testimonios canonizando (otorgando Cánon) a unos pocos sobre unos muchos. Pero en el caso concreto de San Juan, que es al que me refería en ese artículo en el sucedido del enterramiento de Jesús, la verdad es que nos encontramos con un evangelista ext...