¿A QUIÉN SE LE OCURRE..?


 

Hay un cura en Valdepeñas, Emilio Montes, que denunció en misa dominical en qué condiciones de semiesclavitud trabajaban los inmigrantes… “Si la jornada es de ocho horas, no es de doce; si el jornal es de diez, no es de seis”… “si ni nosotros ni nuestros hijos queremos vivir en las infraviviendas que ellos viven, pues ellos tampoco”… Que eso es – dice taxativo – “aprovecharse del más débil, porque tiene más necesidad que nosotros”, y unas cuantas cosas por el estilo… Y aún añadió: “nosotros vendremos a la Iglesia, pero eso no es cristiano”… Y salió hasta en los periódicos nacionales. Se armó el Belén antes de tiempo.

Pero sea como fuere, es que eso no es lo que transmitió Cristo en el Evangelio, y no es cristiano, claro que no lo es… Será otra cosa, lo que nosotros queramos o nos convenga (católico, por ejemplo), pero cristiano, no lo es… Y eso está pasando desde Huelva a Barcelona pasando por Murcia de forma y manera normal, aunque no sea natural, o al revés. El escándalo ha sobrevenido porque un cura lo ha soltado en Misa, que si se hubiera callado – como hace el resto -no hubiera pasado nada, ni hubiera sido piedra de escándalo; y no que ahora anda el hombre arrastrado como la zapatilla de la vieja. Ni siquiera la Conferencia Episcopal Española parece estar en esas cosas ni para esos casos (no sé para cuales estará)… Y yo me pregunto si las misas valen de algo que no sea el CUMPLIMIENTO, que, como también me decía un buen curamigo mío, Antonio, las teníamos de “CUMPLO Y MIENTO”.

Y es que nos hemos hecho al deshecho, y somos de ritual más que de lo real… Somos de conciencia ritualista, no realista. Y no se puede decir de uno que es cristiano sin ponerse de parte de los más débiles y desgraciados… Me imagino esa Misa del tal padre Emilio, y veo a un cura cristiano predicando entre católicos; y es que lo que sirve a los intereses de los segundos no sirve a la conciencia del primero. Por eso que, cuando pasa algo así, es tan inusual, tan raro y poco común, que se altera el gallinero y la parroquia se rasga las vestiduras de domingo, y se mesan los cabellos mientras al osado cura lo ponen a los pies de los caballos.

Vamos… ¿a quién se le ocurre que un cristiano denuncie injusticias y defienda al más desprotegido?.. Que se deje de hacer política y saque más al santo a procesionar, que es lo suyo, ¡faltaría más!.. Yo no sé si es que la religión nos ha hecho hipócritas, o es que hemos escogido la religión del fariseísmo. Un fariseísmo ilustrado y tradicionado, por supuesto, con mucho ritualismo, y poco, muy poco cristianismo… Y me pregunto a mí mismo si la Iglesia es lo que dice ser, o es lo que hace. Al cura Montes le han dado una buena lijada de garlopa arzobispal, y lo habrán mandado a predicar con San Juan, especialista en desiertos, y todo por el simple hecho de decir lo que hubiera dicho el mismo Jesús, ese al que todos dicen seguir…

Porque esa es otra, precisamente… Jesucristo fue un revolucionario en esos temas – y en otros -  que soliviantó a los meapilas y sumos sacerdotes de su época. Fue un radical, un subversivo, un escandalizador de morales podridas, que se rodeó de gente dudosa, y no de “gentes de bien”, y que atendía a los que nadie atendía… Un tipo que no se callaba ni una y que denunció a los falsarios del Templo, que solo miraban por su bolsa y su poder, y su influencia, y que no pararon hasta darle matute… Permítanme que lo suelte y lo recuerde una vez más. Pero es algo muy, muy, pero que muy parecido al poder estamental de la Iglesia de hoy, se diga lo que se diga y como se diga.

El cura de Valdepeñas quiso ser cristiano en la Misa de un domingo, y se le revolvieron todos los católicos que llenaban el templo… ¡Crucifícale, crucifícale!.. gritaron al episcopilatos de guardia. Calladle la boca y que no siga diciendo evidencias y verdades como puños y peñas… Faltó aquel señorito a la vieja usanza de aquella vieja historia: “yo pagaré la capa del cura, paro a ese cura lo capo yo”… Y es que las historias, por viejas que sean, se repiten una y otra vez. Los que cantan las del barquero, estorban, y si encima son curas, estorban más todavía. Mejor se les aleja, se les manda a Centroamérica con su misionerismo a cuestas, a que envejezcan y enfermen con los más desfavorecidos, ya que eso es lo que quieren, y que vuelvan ya más muertos que vivos. Esa es la política vaticana, que solo sabe comer bollos y nunca se le acaba la gana.

También conocí epistolarmente a Luís López Guerrero, otro cura de Mairena de Alcor, autor de “Mirando a la lejanía del Universo”, una teoría cristocéntrica del mundo… Igual se le secuestró su libro (que no ha vuelto a ver la luz) que a él en arresto domiciliario hasta que murió, con la espada de la excomunión sobre la mesa de camilla… Es el mismo método. Al uno por lo social, y al otro por lo intelectual, la cuestión es graparles la boca y/o quitarlos de en medio, anularlos. La Iglesia no ha cambiado de estrategia desde que se constituyó a sí misma como tal iglesia, que no de Cristo precisamente, pero sí en nombre de Cristo, ladinamente.

Dice J. Cercás que al cura de Valdepeñas, entre otras, se le ha acusado de trotskista, y que si Jesucristo hubiera tomado su lugar hubiera volcado la mesa de los cambistas, y hubiera sacado la fusta… Bueno, ¿y qué?.. eso no lo hubiera librado de ser crucificado, ni de que se hubiera levantado una religión a su costa y desde su casta. En absoluto. El único Cristo que nosotros queremos es para subirlo a un trono, sacarlo a procesionar, y montarnos un buen negocio con el espectáculo… previamente declarado, claro, eso sí, “de interés turístico nacional”, o internacional, ya puestos. Pero a ese curilla de Valdepeñas, ¿qué leches le habrán enseñado en el seminario?..

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / miguel@galindofi.com / www.escriburgo.com

 

 

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