DERECHO A DECIDIR
A mí se me dá en el magín que
los políticos independentistas catalanes están engañando a su personal –
incluídos los que se dejan – con un subterfugio tramposo: el famoso Derecho a Decidir.
Y están difundiendo una idea farisáica como que el que se manifiesta a favor de
ese derecho es un buen catalán y un mejor demócrata, y el que no, es un mal
demócrata y peor catalán. Cuando, en realidad, tal derecho a decidir está
sujeto a las leyes en todas, absolutamente en todas, las democracias del mundo,
y en ninguna, absolutamente en ninguna democracia del mundo, es una opción
unilateral. Bien mirado, es exactamente al contrario. No sé si será buen o mal
catalán, pero no es en absoluto demócrata ejercer un (mal) derecho a elegir
fuera de las leyes y constituciones democráticas. Con ese mismo falseado
concepto, mañana mismo L´Ampurdá puede pedir la separación de Cataluña.
Me explico. Nadie tiene derecho a decidir, por
ejemplo, pagar o no pagar impuestos. Nadie tiene derecho a decidir aparcar o no
aparcar donde existe un vado. Nadie tiene derecho a decidir si se salta o no un
semáforo en rojo… respetar o no respetar al conciudadano, saltarse o no
saltarse las leyes. La principal de las libertades básicas en un país
democrático es ejercerla dentro de un ordenamiento jurídico otorgado
constitucionalmente, y solo puede cambiarse por referéndum de todos, repito, de
todos, no de una facción ni parte. Así está expuesto en todas, repito, todas,
las cartas magnas democráticas del mundo. Y, según eso, solo si la mayoría de
los españoles decidimos crear fronteras y tasas arancelarias con Cataluña –
pues estaría fuera de la UE digan lo que digan -, solo así, lograrían su
independencia.
Otra cosa es que, dentro de las vías legales y
constitucionales, como son las elecciones, se presentaran partidos políticos netamente
favorables a la separación y diciéndolo así de claro en sus programas, y
obtuvieran una aplastante mayoría (no los difusos que juegan a sus bastardos
intereses según el momento). Eso sí que supondría un brete para cualquier
gobierno de turno. Pero para eso se requiere un programa muy, muy claro y
honesto, con los pros y los contras bien definidos y no manipulados. Una muy
sincera información al ciudadano… Y eso, al menos de momento, creo que no lo
hay. Ahora hay un Más que huye de otras cosas y se tapa con esto, al frente de
una CyU desunida por tal motivo, y con una alianza innatural con los partidos
abertzales catalanes que lo arrastran a Deus sabe dónde… Este panorama, ni es
clarificador, ni mucho menos fiable.
Por eso que lo único que hoy se percibe en esta
merder es una argucia conceptual, un engaño urdidor: el derecho a decidir,
inventada y esgrimido por una, a pesar de todo aún minoría, para imponer su
voluntad a una mayoría acojonada y silenciosa. Una aún mayoría a la que se
quiere “convencer” montando circos de cadenas humanas, mostrando los dientes
del fanatismo, y aprestando la amenaza y el chantaje de traición a Cataluña al
que no se sume. Es muy sencillo: no se puede considerar catalán al que no esté
por la segregación. Allá el con las consecuencias… Pero, ¿y las verdaderas consecuencias de la opción
contraria..?
Lo que venga mañana, no lo sé. Las vías están
señaladas en la Constitución, en las leyes del Estado, válidas para todos y no
para una parte de esos todos. Esas sí pueden hacer pupa. Adelante, pues… De
momento, los inversores empresariales ya han dicho que fuera de Europa,
Cataluña no vale nada. Y la UE ha dejado claro que ningún territorio separado
de ningún país miembro puede seguir siendo miembro mientras el país mantenga el
veto. Las cosas claras y el máscolate
espeso.
Cada vez que he escrito sobre las falseadas razones
históricas esgrimidas, los furibundos masíanicos
me han atacado en manada, como los lobos. Tampoco ahora espero otra cosa. Pero,
bueno, la estrategia que utilizan dentro de su feudo no funciona fuera de él,
afortunadamente. Lo bueno sería usar el sentido común, pero, claro, para eso
antes hay que tenerlo… Y hoy solo se tiene ceguera y rabia.
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