USTED SE CALLA...
Dicen que lo mucho amansa y lo
poco espanta. Es posible que eso mismo sea lo que le está pasando a nuestra
sociedad. Es tanta la basura, la corrupción, la mierda que nos está cayendo
encima, que estamos saturando nuestra capacidad de reacción. Y esto los
políticos lo captan, y lo saben… Y por eso no se cortan un pelo, y nos siguen
tomando por un insensible pero eficaz alcantarillado. Lo de las redes sociales
es de tésis. Se supone que es una herramienta muy buena para mantener un nivel
de denuncia alto y con llegada (yo mismo lo uso mucho con tal fin) pero no veo
que sirva para tomar medidas ni hacer rectificar a nadie. En Alemania, por
ejemplo, se destapa que un ministro ha copiado una tésis, o que en Inglaterra
otro se ha saltado un semáforo, y le montan un cirio que le obliga a dimitir.
Aquí, nada. Acá pueden estar robando a los más pobres para tapar los agujeros
de los más ricos, y no se mueve un jodido pelo.
La
otra táctica, más antigua que el mear, por cierto, es culpar de las injusticias
y los abusos cometidos por los gobiernos a los que denuncian esos mismos abusos
e injusticias. El usted se calla… Es
el viejo truco de las dictaduras, las iglesias, los regímenes absolutistas… que
no admiten la más leve crítica, y culpan de todos los males ante la alelada
ciudadanía a los que ejercen de críticos. Existe una cantinela para esto: los
criticadores “dañan la imagen del país”. En el hoy que nos ocupa, “perjudican la imagen de España”. No la
dañan que tengamos cerca de 20 millones de pobres, familias buscando en los
contenedores de basura, niños desnutridos, y más aeropuertos inútiles e
infraestructuras inservibles que nadie, ni que aquí, con lo que se jubila un
banquero se pueda mantener la paga de cientos de pensionistas durante el resto
de sus vidas, ni le daña el monstruoso paro que padecemos, ni que estemos
saldando el país a fondos especuladores a precio de ganga, ni que la clase
política sea una cueva de corruptos, ni que… No, eso no daña ninguna imagen.
Los terroristas que la dañan somos los que denunciamos, naturalmente…
Javier
Marías decía en un espléndido artículo suyo, como todos, que es como si los
nazis culparan del holocausto a los judíos por quejarse. Yo no oso a semejante
comparación. No me atrevo a tanto. Me mandarían despellejar vivo. No. Pero me
asusta, y mucho, lo bien que funcionan las adormideras sociales en este país –
deportes, idolismo, merdershows, patrioterismos, panicircos, etc. - y el
lánguido conformismo en el que parecemos estar instalándonos poco a poco,
lentamente… Nos van a reventar vivos, y aún van a decir que nos hemos suicidado
nosotros para joderlos a ellos.
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