RÉQUIEM POR EL CÍRCULO
Hace no demasiado tiempo, una mañana sonó mi teléfono.
Era un consultor (así se autodefinió) de la Editorial Planeta, y me solicitaba
un rato de mi tiempo para hablar conmigo y cambiar impresiones. Temiendo, ya
saben, que fuera un artificio para endilgarme una enciclopedia, intenté
averiguar el contenido de tal conversación conmigo. Recién que la editora había
adquirido el Círculo de Lectores, y el pájaro consultor éste sabía más de mí
que yo mismo: que había sido librero, que escribía artículos en la prensa, que
me habían editado dos o tres libros, y que constaba como socio destacado del
Círculo (lo de “destacado” me barrunto que es un lametón directo al ego), y
que, como tal, quería saber mi “valiosa” (otro lametón) opinión, etc., etc.,
etc… Y cual no fue mi sorpresa – desconfiado que soy – que sí, que el tal
consultor tan solo quería consultarme sobre el servicio que prestaba el Círculo
de Lectores, su estructura, qué quitaría o qué añadiría, mi opinión al
respecto. Así que compartimos una hora de charla y café en el bar de la
esquina, e tutti contenti…
Han
pasado unos pocos años, y, recientemente y de sopetón, la Editorial Planeta ha
trincado el Círculo de Lectores que intentó reflotar y salvar, y que durante
tantas décadas de historia prestó un servicio inestimable de vulgarización de
la lectura, y, por lo tanto, de la Cultura, con C mayúscula. Y cuando digo lo
de vulgarización no me lo confundan con vulgar, si no con lo de extender, que
nada de vulgar tiene el llevar esa cultura puerta a puerta y a domicilio de
cada persona amiga de los libros. No ha sido suficiente. El cierre viene
acompañado en el tiempo del último informe Pisa, en que su ya repetitivo aviso
de déficit de comprensión lectora con respecto a nuestros estudiantes, este año
nos han puesto un par de banderillas de alarma extrema a tal respecto. No hay
pues que buscar excusas al fracaso del Círculo en las manidas explicaciones del
auge de los libros digitales, que es verdad pero no la verdad. No. En este país
existe un déficit cultural congénito y cabalgante, que hace que la gente no
lea. Y punto pelota. Y eso es un estrepitoso fracaso de nuestros sistemas
educativos y entidades municipales culturales, ya de paso, que confunden
cultura con folklore…
Una
de las cosas que le aconsejé transmitiera a aquel consultor, fue que el Círculo
debía de armar un “cuerpo” de Agentes Culturales locales, comprometidos con la
cultura, al margen de los comerciales, que fueran una especie de activistas
culturales, que fomentaran charlas, conferencias, talleres de lectura y
escritura, foros de opinión, y toda actividad cultural, que el Círculo podría
patrocinar. Que podría ofrecer su colaboración a los Patronatos Municipales, en
fin… Y eso, publicidad efectiva y barata aparte, por un solo y único motivo: si
el sistema educativo no mide el hábito de la lectura, del cual se mantiene el
Círculo de Lectores, habrá que actual sobre las bases de tales hábitos… Si
nadie riega esas plantas, no esperemos recoger fruto alguno de ellas. Hay que
sembrar cultura si queremos recoger (o vivir de) la cultura… A Planeta le faltó
visión. Es una poderosa Editorial que acoge primeras plumas, y tiene a su
servicio a prestigiosos autores, y mantiene enormes tiradas de ejemplares, y su
negocio está asegurado porque sus ventas son mundiales, se producen en muchos
países, pero el Círculo de Lectores es (era) otra cosa. Y solo vivía de aquí
El
Círculo se basaba en un consumo interno, nacional, concreto, y doméstico… Y su
clientela, entre la que me contaba, como los viejos dinosaurios, estaba formada
por lectores de generaciones ya adultas y talluditas, que son (somos) los que
aún conservamos el hábito de la lectura, porque las nuevas generaciones, y
cuanto más nuevas peor, ya apenas leen, cada vez menos… “Poco y mal”, me confiesa un profesional de la docencia y de la
decencia, que no siempre van en todos los casos juntos ambos conceptos y unidos
los dos, y el reconocerlo, es muestra de doble vitola…
Mi
parecer personal es que al Círculo de Lectores lo hemos matado entre todos y él
solico se ha muerto. Se ha muerto de inanición, casi que de asco. Y, por
supuesto, de abandono… Como en la muerte de César, todos hemos aportado nuestro
puñal… La empresa, por su visión mercantilista y cortoplacista, y sus ruines
planteamientos. Las administraciones nacionales, regionales, o locales, por
encerrarse en estructuras folkloriculturales sin ver lo que resulta evidente.
Los profesionales del ramo por adaptarse y adoptar mezquinos sistemas
educacionales. Los paterfamilias por estar más en el hedonismo y consumismo que
en la formación intelectual. Y todos los que cebamos este estado de cosas por
nuestra propia comodidad e inmovilismo. Pero esto es lo que tenemos, y así son
las cosas… Creo que fue Benedetti quien dijo que “el pueblo que no lee es un pueblo que se suicida. Pues si eso es
así, el cierre del Círculo de Lectores es como abrir la espita del gas. Aunque
esto a la gente le da igual, porque al personal inculto poco le importa la
cultura… Pero unos cuantos te echaremos de menos… D.E.P.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / El Mirador / www.escriburgo.com / viernes 10,30 h. http://www.radiotorrepacheco.es/radioonline.php
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