LA VERDAD OS HARÁ LIBRES
Imaginaos a Catalina Emmerich
misma, por ejemplo entre otros conocidos, bajo su estructura mental
archicatólica de entonces (creo que ya fue santificada por la Iglesia) que
hubiera accedido a un nivel de percepción en el que su visión le manifestara lo
que ella creería a pies juntillas como el mismísimo infierno: fuego, clamor de
las almas en pena, talmente convencida y abducida por la imagen del mismo
creada por la religión. Nada que objetar y mucho que transmitir en aquella
época (1.774)… Algo perfectamente plausible, dadas las circunstancias.
Hoy, en la actualidad,
podríamos pensar que, casi, casi con seguridad, le fue dado a ver lo que ahora
conocemos por un “Agujero Negro” de nuestra misma galaxia… La imagen y el
sonido, captado por Hubble, y que ha difundido la Nasa, no necesita de muchos
comentarios:
https://Youtube.com/shorts/ioR5np1fmEc?si=EWT2kaBMqYm73al
Si logran conectar con este
link y ponen atención, ustedes mismos podrán escuchar el ulular doloroso de las
almas en un medio absolutamente infernal, según nuestra percepción… o mejor
dicho, según nuestra concepción de las cosas; según nos las han hecho ver desde
confesionarios y púlpitos. Que el Papa últimamente se cayese de la santa
higuera y dijese que el infierno no existe, dice muy poco a estas alturas.
Primero, claro, forzado por
los hechos, y segundo, porque el infierno sí que existe… lo que no existe es
“su” infierno, el montado por la curia, eterno, rebozado de demonios y con
pecadores como pelets en estufa, y toda su interesada parafernalia. Porque sí
que existe el que nos hacemos la propia humanidad aquí, entre nosotros mismos,
sin la ayuda ni colaboración de más diablos que los que aquí somos, y que es
parte de nuestra propia experiencia de vida… Resulta pateticurioso
pensar que el Santo Oficio de esa misma Iglesia, creía (porque quería) mandar
al infierno a todos sus perseguidos, cuando, en realidad estaba librándolos de
él precisamente. Esa es la precisa justicia divina, y no la que ellos se
auto-otorgaban practicar.
Las últimas investigaciones en
fotónica han dado un paso mágico, un cuasi milagro: se ha logrado transmitir
imágenes sin que la información viaje entre dos puntos (nada de
emisor-receptor); lo llaman teletransportación quántica, y se ha usado hasta
ahora en estados bidimensionales. Lo que la nueva física dice es que pueden
estar en dos lugares al mismo tiempo… En 1887, el milagroso y apabullante Padre
Pío de Pietrelcina practicaba la bilocación sin pestañear y sin conocimiento de
las redes quánticas. En el caso de los santos, la Católica lo justificaba como
milagros; en el caso de las consideradas brujas, decían que era cosa del
diablo. La Iglesia, como siempre, tendiendo puentes… Menos mal que la ciencia
está a lo suyo.
Pero uno de los últimos más
acojonantes descubrimientos de la Nasa (en realidad no lo son, lo cierto es que
son re-descubrimientos), es lo que han venido en llamar la “luz prohibida”,
y que aseguran que desafía hasta a las propias leyes quánticas… Está en una
remota galaxia en espiral, a 275 millones de años luz de la Tierra, y lo
comparan a un gigantesco e inimaginable Acelerador de Electrones. Esto es,
nosotros aquí, “inventando” mierdecicas de Aceleradores de Partículas, y
resulta que Algo/Alguien ha estado construyendo e instalando por el Cosmos macroaceleradores
para dar energía y ponerle las pilas a los Universos… Y eso, infinitamente
antes que nos hicieran a los humanos de aquí.
Comentando en voz alta este
último… acontecimiento (pues es lo que es) científico, ante un próximo – por
cercanía – abre los ojos como platos, y suelta: ¡Arrea!, si ya descubrieron
la “Partícula de Dios” (el Bossón de Higgs), a ver si han dado con el propio
Dios… No caerá esa breva, pienso yo, pues cuando lo encontremos nos
habremos encontrado a nosotros mismos, y habremos vuelto a la casa paterna de
la que nos escapamos echando leches, o algo muy parecido nos sopló el mismo
Cristo. Y no, no caerá esa breva, dados los caminos que aún andamos, y lo que
es peor: cómo los andamos.
Además, no me imagino yo a
Dios así, como una tormenta de rayos y truenos, y fogonazos, por muy inteligente
que sea ese chisporroteo. Así lo vieron los antiguos patriarcas (leer Libro de
Enoc), o Elías y otros profetas… Como tampoco me veo charlando con un Dios
antropomorfo, con su barba, su nube, y su boina triangular, aunque la
empoderada mente es sobradamente capaz de disfrazarlo de lo que nosotros
íntimamente queramos, con el fin de darnos la razón nosotros mismos.
Yo creo que a Dios no lo veré,
que lo sentiré; que me diré a mí mismo: esto es Dios, estoy en Dios; resulta
que no es que haya llegado, es que ya estaba aquí y no lo sabía; que lo creía
perdido y estaba encontrado; o sea: lo veía fuera de pista, y por eso estaba
des-pistado; y resulta que no me he movido del sitio… Así mismo creo que será,
como el que despierta de un sueño jodido que había tomado por la realidad sin
serlo ni parecerlo, pero sí padecerlo.
Vivimos un mundo de
sensaciones que nos hemos construido a nosotros mismos… Y me da el tufo que
estamos empezando a deconstruirlo sin tener ni p… idea de lo que hacemos; como
deconstruye la nueva cocina cuentista una tortilla de patatas. Igual nos construimos
a Dios, a nuestra mala imagen y peor semejanza; y ahora la ciencia parece
deconstruirlo también. Sin embargo, corremos la aventura de identificarlo POR
su obra; estamos descubriéndolo EN ella, pero no debemos confundirlo CON ella…
El día en que la Libertad venga de manos de la Verdad, puede que lo entendamos.
MIGUEL
GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com
– info@escriburgo.com
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