NADA ES LO QUE PARECE

 


de BBC)

Estuve leyéndome un libro de Albert Einstein (también tengo ganas, ¿verdad?)… “Mis Ideas y Opiniones”, se titula, por si alguno de ustedes quiere saberlo; y la verdad es que, situándolo en su tiempo – casi hace un siglo – sus ideas sociales, políticas o económicas, siguen perfectamente vigentes. Lo tenemos enfocado y encuadrado tan solo como el eminente científico que fue, pero lo cierto es que igual fue un gran pensador, comprometido como pocos con su época, y un gran adelantado en sus puntos de vista… Chapeau, maestro.

La última parte de ese libro está dedicado exclusivamente a sus notas científicas sobre la Teoría de la Relatividad (la Parcial y la General) y a compartir con los sabios de su época toda clase de avances y descubrimientos… La verdad es que ese postrer capítulo es tan espeso y divulgativo que me costó mucho trabajo asimilarlo. En realidad fui a paso de caracol, intentando aproximarme y medio entender, siquiera pálidamente, el contenido de sus anotaciones.

Sin embargo, hay algunas estrictamente geniales, que no soy capaz de evitar comentar con aquellos que me siguen… Sabido es que anduvo buscando lo que él llamaba la TEORÍA DEL TODO, su Fórmula de la Reunificación, y que, lamentablemente, murió antes de desarrollarla en plenitud. En ella, como culminación a sus investigaciones, quería demostrar la unificación del Todo, o la diversificación del Uno, si así lo prefieren.

Estuvo gran parte de su existencia investigadora debatiéndose en la duda entre un Universo finito y un Universo infinito; entre su eterna expansión o su colapso final; cuando la ley newtoniana de la gravedad le indicaba que el Universo aparentemente se contraía, por otro le decía que apuntaba a lo contrario… No lograba encontrar la explicación lógica a ambas tendencias, que él consideraba empíricas.

Al final, su prodigiosa imaginación, su mente poderosa, dio con el ejemplo gráfico de cómo ambas tendencias podían darse a la vez, y lo explicó de la siguiente forma, y de manera más elemental:

Supongamos el Universo como un plano infinito, y cuadriculado también en infinito número de cuadrículas… Cada cuadrícula es finita en sí misma, pero el cuadriculado es infinito en sí mismo. La finitud y lo temporal encaja dentro de la infinitud e intemporalidad; lo eterno que contiene a lo caduco. Lo caduco, lo que cambia, puede adquirir otras formas no cuadradas: triángulos, pentágonos, hexágonos, octógonos, es igual, siempre encajarían en un plano en infinita expansión, sin principio ni fin… Luego, lo ideó con esferas, tridimensionalmente. La esfera es finita, tiene unos límites definidos, un principio y un final, pero la multiplicidad de esferas puede ser infinita. La percepción de un Universo curvo puede dar la sensación de finitud, pero existe la infinitud de Universos, por lo cual, la lógica indica…

Luego todo es relativo, nada es lo que parece. El propio Einstein lo comprobó a nivel especular con su pensamiento. Él mismo traspasó los límites de su propio intelecto, al igual que hacen todos los investigadores y científicos… La conclusión es que nosotros nos ponemos, e imponemos, nuestros propios límites (a eso lo llamamos, precisamente, tener una mente cuadriculada); nos atenemos a ella porque nos atamos a ella, y así es como construimos nuestra propia realidad… Pero en el momento en que somos capaces de traspasar los límites de nuestra propia cuadrícula, descubrimos una realidad nueva, una posibilidad escondida, y vemos que, como dice el famoso axioma de Paul Elouard, “existen otros mundos, y están en éste”. La expansión del mundo y del Universo, entonces, está intrínsicamente unido a la expansión de nuestra mente.

Puro sentido común. Miren el ejemplo de nuestro mundo onírico, de lo que llamamos sueños: traspasamos una realidad donde actuamos e interactuamos con otros (incluso que ya no están en nuestro mundo material) sin limitación de tiempo, ni de espacio, ni de causas físicas que constriñan nuestra libertad de actuar o de sentir. La mente rompe con una realidad para construir otra mucho más fluida y sin límites… La cuestión es que nuestra mente consciente etiqueta eso de onírico, y el estar despiertos, de real. Y así lo creemos, y así lo admitimos; y porque así lo creemos, así lo creamos.

¿Pero por qué debe ser menos real lo que vivimos en sueños, en el subconsciente, que lo que experimentamos despiertos, en el consciente?.. ¿Qué pasa cuando lo que llamamos muerte nos libera de nuestros anclajes físicos, que, junto a nuestras engañosas mentes, nos limitan y condicionan?.. ¿Es lo físico lo que nos condiciona y limita, o es la mente?.. Si pensamos en ello, veremos que es la cuadrícula de Einstein. Nosotros nos construimos los límites de nuestra propia cuadrícula, y nosotros los traspasamos llegado el caso. Solo nos falta fe y práctica, como todo en este mundo.

Por eso no debemos extrañarnos que existan personas entre nosotros capaces de conectar con otras realidades, con otras dimensiones, con esos otros mundos de Paul Elouard que están en éste; a través de unas capacidades que, aún siendo innatas en todos y cada uno de nosotros en potencia, lo son igual en esencia en esos pocos otros hermanos humanos… En el momento en que no creemos tal posibilidad, nos estamos limitando a nosotros mismos en nuestra capacidad. Apertura de mente es igual a evolución. Nosotros mismos nos imponemos nuestros propios frenos y nos construimos nuestra mezquina, corta y escasa realidad.

Yo prefiero arriesgarme en descubrir más realidad que condenarme a no buscarla. Aunque sea a nivel intelectual, que por algo se empieza… La parálisis, o no parálisis, mental es una decisión personal e intransferible que puede tomar cada ser pensante de este mundo. No solo hay que romper los moldes que nos imponen instituciones, religiones y tradiciones; también hay que romper los moldes que nos imponemos nosotros mismos. Hay que elegir entre Fondos y Formas, entre Luces y Sombras, acabar con las normas y los dogmas, y empezar a desterrar las cadenas y las condenas… No, las cosas no son lo que parecen, las hacemos que parezcan.

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

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