INTELIGENCIAS

Cuando se habla del ser humano se deduce la inteligencia… Ser humano igual a ser inteligente, decimos, o suponemos. Y solemos olvidar que en los animales también anida la inteligencia, si bien que en distintos grados y/o niveles; en algunas especies se desarrolla una auténtica astucia. La inteligencia de los felinos, los cánidos, los delfines, por ejemplo, está muy desarrollada. Por otro lado, el ser humano no ha sido siempre inteligente, sino en su fase de desarrollo más tardía por humana, se entiende… Y tampoco es la actualidad determinante de su conducta, pues debajo de ese Córtex Cerebral, dónde se dice que reside, está aposentada la historia más antigua de ese mismo ser humano.
Es lo que se llama el “Cerebro Reptiliano”, el que gobierna los instintos más básicos y atávicos: el hambre, el sexo, el territorio, la supervivencia… las necesidades más elementales por las que un animal mata, y por las que el ser humano, ¿inteligente?, sigue matando a sus prójimos más débiles, y sigue abusando de su poder conforme lo va adquiriendo… El afán de dominio y de posesión en el hombre es mayor que en el resto de su hermandad animal, precisamente, es posible, que por ser directamente proporcional a su inteligencia, cuya doblez y maldad se multiplica exponencialmente…Como también hay humanos que son bondadosos antídotos naturales, si bien carecen de poder., ya que el poder es netamente reptiliano.
Hay gente reptiliana que caminan sobre sus pies, pero se arrastran sobre sus espíritus; gentes con apenas un mínimo de alma… Existen personas tan reptilianamente simples que son proclives a alimentarse de venenos en forma de creencias ciegas, patrias absurdas, banderas, arengas inflamadas del iluminado de turno; seguidores fanáticos de tronados, como ovejas que siguen al choto más demente… Estamos en una era de cambio polarizado, donde la inteligencia que habita al ser humano aparenta artificiosidad (IA) porque no se ha sabido humanizarla, y amenaza con hacerse ajena.
Las jóvenes generaciones, bien preparadas pero mal educadas (y la educación es parte de la inteligencia) se enfrentan a un presente de transición entre realidad digital y la analógica; y son tentados por el más fácil y cómodo “dejarse llevar” que por negarse, y a “dejarse pensar” de forma mecánica y estructurada… La inmensa mayoría de la humanidad se encuentra enraizada al mundo analógico que ella misma ha creado sin ser consciente de haberlo hecho, y entregada a una minoría manipuladora que hace pasar la verdad por mentira, y a la mentira por verdad, porque sabe que ambas están hechas de la misma substancia… Yo me pregunto qué va a ocurrir (y está más cerca que lejos) cuando nuestras mentes reptilianas, gobernadas por nuestros miedos, nuestros símbolos y ritos, nuestras tradiciones y costumbres, nuestros dioses hechos tótems, se enfrente a una “inteligencia exterior” que amenaza su propia supervivencia dentro de lo llamado “ser humano”.
Y es esa una batalla que aún está por librar, si bien su inminencia se intuye en los más actuales aconteceres de ese tal “ser humano” que formamos…o que nos formaron otros que vinieron antes, y que optaron por depositar en nosotros su herencia, tanto biológica como de inteligencia… Es que tampoco sabemos desde dónde le viene la casta al galgo; desde dónde “evolucionamos”, y lo que llevamos enmarañado entre mitos, religiones y leyendas de los que desconocemos hasta los tiempos que formaron nuestra realidad de ayer. La verdad es que, nos infunde tanto temor, que preferimos ocultarlo a nuestro entendimiento y darles formato de folklores y tradiciones donde enterrarlos bien enterrados por no tener que darnos por enterados.
Por eso me viene a la cabeza las decenas de miles de testimonios grabados en piedra, en lascas, mármol, obsidiana, e incluso figuras hechas de barro cocido, aparecidos en diferentes puntos de Méjico, y de lo que se deduce una evolución zoomorfa del hombre desde las más increíbles por impensables formas de vida animal propiciadas (quizá tuteladas) por inteligencias superiores, más o menos foráneas, y que la ciencia ha ido ignorando y ocultando, y arrinconando, con la etiqueta de falsificaciones e invenciones (8.000 años según el Carbono 14 y la Termoluminiscencia), y que tan solo los “locos” como Andreas Fáber Käiser o nuestro J.J. Benítez se han atrevido a darlo a luz, y decirlo y airearlo…
Es que, si así fuera, nosotros seríamos los resultados de un proyecto de otros proyectos anteriores de quizá un proyecto superior y original de vaya Dios a saber qué dioses… Lo que pasa es que nos falta el valor y la humildad necesaria para reconocerlo, y por eso no podemos llegar a entenderlo. Para poder comprender hemos de aprender a destejer; a deshacer para poder rehacer… Y aún no poseemos la inteligencia suficiente para acometer dicha empresa; todavía nos faltan unos cuántos hervores que nos sitúen en el camino correcto de algún plan primigenio, si es que hubo un plan original y originario.
El cerebro reptiliano nos guarda el lugar de dónde venimos. Es su mensaje aún por descifrar, porque nos da vergüenza reconocerlo. Sin embargo, hemos de asumirlo para así poder superarlo, y entrar en una etapa de reconocimiento evolutivo, en que lo mental supere lo material… No existe otro objetivo que ese, por mucho que nos empeñemos en no reconocerlo…
Por todo esto que un servidor – permítanme pensar y dar mi opinión – cuando se dice que la inteligencia es patrimonio del ser humano, me dé la risa floja y me destornille por dentro… El ser humano, las llamadas personas, usted, esos de ahí, y hasta yo mismo, somos creaciones dentro de una Creación, y no tenemos otra inteligencia que la heredada, y no sé si reconocida… Creo que Jesucristo se refirió a ella en su parábola sobre los talentos, ¿la recuerdan por casualidad, o por causalidad?.. Pues nosotros mismos, achos, tíos. Disponemos de una semilla que nos fue plantada, el resto es cosa nuestra. Pero no me vengan con cuentos, que para tales tengo ya los de Calleja que me contaron un día…
Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com
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