CULTURA

Me preguntan qué es la cultura. ¡Válgame el cielo..!. La  cultura, como tantas otras cosas, también es una abstracción. Pregunten ustedes a un millón de seres humanos qué es la cultura, y recibirán un millón de respuestas diferentes. Y eso es porque cada uno tiene su propio nivel, su propia escala de valores, sus personales apreciaciones, sus distintas importancias, si se me permite esta última definición… Yo diría que la cultura es el compendio de cada uno, que cultura somos todos, y que cada cual es él mismo su propia cultura. Por eso la cultura tiene un concepto de universalidad. Así que, si todos nosotros somos partículas minúsculas de eternidad, como yo creo, entonces Cultura es la crónica de esa misma eternidad expresada en minúsculas fracciones a través nuestro… Ahí queda eso.
                Pero bueno, echemos pié a tierra, que luego critican mis próximos que no hay quién c… me entienda. Y eso mismo, precisamente, es en lo que estamos. Entender o no entender no es tanto cuestión de saber como de esforzarse un poquico en pensar. Y muchas veces lo que llamamos incultura no es más que no querer saber. Solo eso. Me niego a pensar que, en pleno siglo XXI, en plena era de las comunicaciones, cuando todo quisque puede acceder a todo el conocimiento del mundo sin tomarse excesiva molestia, se busquen excusas que no vienen a cuento. Por eso mismo, en realidad yo no creo en la falta de cultura, si no en la baja calidad de esa misma cultura. Y es que aquí cada cual “se recoge” la cultura que quiere. Ni más ni menos. 

                De ahí que tengamos gente que se ocupa y se preocupa de la cultura couché, o de la de As y Marca, o la del picoesquina, o la de barrabar, o la serietelevisiva, o la de movilandia, o la de idolitis, o la de cocinamanía, o la exclusiva de cualquier técnica o tecnología, o cualquiera de las mil y una facetas del jodido hedonismo. Como igual hay gente (poca, muy poca, cada vez menos) que le encanta el arte, la literatura, la ciencia, la historia, la filosofía… aún con la barriga vacía. Y lo cierto, la verdad, es que todo, absolutamente todo, desde lo más abyecto a lo más sublime, se puede considerar cultura. Es más: se debe considerar cultura. Otra cosa, ya digo, es el tipo, la clase, la naturaleza, o si se quiere, la calidad, de esa misma cultura.
                Al fin y al cabo, cultura viene de culto. Y esa es la cuestión: ¿a qué puñetas le rendimos culto?. Pero como puedo llegar a ser muy simplista a veces, hasta creo que Cultura, con mayúscula, no solo es calidad, si no también cantidad. Que cultura es conocer y saber de todo, o, al menos, del máximo que se pueda: alto y bajo, bueno y malo, oscuro y luminoso… Y que, solo en caso de no poder abarcar un mediano mínimo, es bueno, muy bueno entonces, el practicar la relatividad en beneficio de la calidad. Ya saben, más vale poco y bueno que…

                La cuestión pues es: ¿Cuál es su nivel cultural personal?.. ¿Cuál es el nivel medio de este país?.. Y, sobre todo y por encima de todo, ¿con qué nivel nos conformamos?.. Lo digo porque, si en verdad somos nuestra propia cultura, y lo somos, podemos a llegar a ser subhumanos o infrahumanos según practiquemos la subcultura o la infracultura… ya no digo la incultura, que eso es la negación de la cultura, y como tal, no existe. Es que, igual que la cultura nos hace libres, la otra nos hace esclavos. Y, aunque siempre seremos objetivo interesado de la segunda, siempre podremos elegir entre una y otras… Siempre.

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