LO PERDIDO Y NO BUSCADO
“Yo hubiera votado por El Retorno de los Brujos si los estatutos de la Academia Goncourt me lo hubieran permitido” (Hervé Bazín, en L´Aurore). Lo dejó escrito el buen académico francés tras haber leído el manantial de conocimientos que destilan sus autores, J. Bergier y L. Pauwels… Hace muchos años que mi entrañable tocayo no me visita, y me temo, aunque casi que me alegraría por él y con él, que ya no esté en esta realidad, que haya trascendido, que haya saltado al otro lado del Eridano… Me quedó por decirle también que yo lo hubiera votado a él si los estatutos de su obra no me lo hubieran impedido…
Antes, cada pocos meses, tres o cuatro veces al año, en sus viajes de Murcia a Cartagena y viceversa, a la ida o a la venida de sus asistencias a sus “reuniones”, pasaba por aquí, hilvanábamos una o dos horas de profunda charla trascendente, nos regalábamos mutuamente con nuestros conocimientos, y me decía aurrevoir, hasta la próxima, y siempre, siempre, con la misma jaculatoria de despedida: “nunca dejarás de ser un excelente______ aunque nunca hayas querido serlo”, y añadía: “tú has sabido labrar tu piedra interna”.
Y añoro su tranquila personalidad y su enriquecedora conversación y exuberante conocimiento. El principio de nuestra relación, y el sosegado transcurso de sus invitaciones e intentos para sumarme a su “sociedad”, en que yo le contaba mi experiencia antigua con una rama que oficiaba en Pasadena; y mis francas prevenciones; y mis no convencimientos; y mis muchas dudas… Mi buen tocayo las entendía y las respetaba. Decía – cosa que le engrandecía – que de él haber andado mi camino de vivencias estaría en el mismo punto y lugar que yo; y que comprendía que igual podía haber sido al contrario. Hablábamos y profundizábamos dentro de un cálido respeto, en el que nunca, jamás, dejaba de incluir su cuña preferida, envuelta en una sonrisa, de “siempre serás lo que eres, aunque tú no lo creas ”… Si es algo que soy en mí mismo – le contestaba yo – no tiene importancia el hábito que vista o la etiqueta que lleve, ¿no crees?..
Y así durante muchos años. Nunca le pregunté su nombre completo, y si alguna vez me lo dio lo olvidé; jamás supe su dirección ni a lo que se dedicaba, y yo creo que tampoco nunca me lo dijo… Tan solo aparecía por el lugar de mi trabajo, casi siempre vencida la tarde, asomaba la cara por la puerta de la oficina: “traigo una madeja, ¿la desliamos a cuatro manos alrededor de unos cafés?”, y nos íbamos al JS a disponer la faena… No me pregunten por qué lo recuerdo ahora aquí. Quizá que ni yo mismo lo sepa. Ya cada vez me encuentro más solo conmigo mismo, que, aunque no lo crean, es una manera de estar conectado con todo; me reembarco en mares que ya navegué en un pasado… y quizá eso haga reencontrarme con recuerdos que ya ni siquiera los veo como recuerdos.
Más bien como actos que pasaron ayer mismo, vivencias y recordanzas que no hacen nido en el tiempo porque solo anidan en la existencia. La vida necesita del tiempo porque transcurre en el tiempo, se alimenta de tiempo; de hecho ES tiempo… Pero no así la existencia, que está por encima del tiempo y se salta todo el tiempo, pues sobrevive al tiempo. Precisamente aquí se fundan todos los cimientos, y de ahí vienen todos los conocimientos, esto es: conocer los cimientos.
Si esta parrafada les ha hecho un nudo en la cordada, les ruego a ustedes humildemente que me perdonen. Pero tómenlo como un ejercicio; cojan la cuerda por una punta hasta llegar a la otra, no hay prisa ni tiempo, recuerden, y el propio sentido lógico les irá llevando hasta el otro cabo del cordaje. Se traba la lengua, pero no la mente; por eso les puede resultar un trabalenguas, pero nunca, jamás, un trabamentes… Más bien todo lo contrario, sirve para destrabarla. De tal forma y manera eran los “problemas” que los maestros ponían a sus alumnos en las más elementales escuelas iniciáticas de la antigüedad en Grecia, que un par de días después debían llevar desliados al ágora.
No es nada más, y nada menos, que un ejercicio de lógica. Pero, antes de tratar su significado, piensen que viene del griego, de “Logía”, que significa tratado, estudio, ciencia, sabiduría… Justo de todo lo que se han vaciado las actuales lógicas y logias, rellenando ese vacío de intereses y relaciones personales espurias, y de búsqueda irrelevantes; son exactamente igual a los rituales huecos de las Iglesias, de los que no han sabido reinventar los auténticos significados que un día tuvieron, pero que no retuvieron.
Hoy en día son cáscaras vacías de catequesis sin contenido alguno, pero, eso sí, trufadas de tradiciones y rituales a los que esclavizan y se esclavizan… Y lo único que saben es que “tradición” viene de “antiguo” y por eso hay que repetirla. ¿Habrá algo más absurdo?.. Pierden las hojas del libro pero veneran sus cubiertas. Somos como los papúes de Nueva Guinea, que fabrican con hojas de palmeras y árboles figuras que representan aviones, las adoran, y esperan que un día echen a volar… Es lo mismo que nosotros hacemos con unas mal llamadas tradiciones que más bien son traiciones.
Esas cuitas, entre otras verdades, nos contábamos Miguel y yo, y me confesaba que entendía por qué no quería formar parte de un lugar, en decadencia, del que querría salir; y donde estaban entrando “gentes de pose, foto, sedal y anzuelo, a la pesca de algo para el plato de la cena”… Y es que no, no importan los lugares, ni los nombres, ni los ídolos que portamos a cuestas, mi muy querido y recordado por bien-encontrado amigo; solo importa lo que hemos perdido y ya no queremos buscar.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com
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