ÁNGEL DE LA GUARDA...
“…Dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día”. Tal era la jaculatoria que nos aprendieron a rezar de niños a los de mi generación, y que cada noche repetíamos por algún por si acaso (ignoro si aún se le sigue enseñando a los críos, pero me da en las narices que no)… La educación que hoy se imparte confunde la libertad religiosa con ateísmo de base, y lo que resulta más curioso de todo: nos convierte en gentes incrédulas al mismo tiempo que nos atamos a la iconolatría, esto es, somos adoradores de imágenes procesionales por arte y parte de un más que oscuro y dudoso tradicionalismo ortodoxo. En pocas palabras: no tenemos ni p… idea.
Así que, si antes teníamos unas creencias incultas, hoy lo que tenemos es un conocimiento ignorante… Y a la vez que nos reimos de aquellos que aún dicen creer en los ángeles (pocos) festejamos y celebramos prácticas adoratorias falsas que lo contradicen (muchos). En esto, la inmensa mayoría silencia y se mofa de la exígua minoría. Y se acepta por establecido lo falso sin ni siquiera haber sido meditado lo posible. Y ocurre que esa misma minoría exígua bisbisea “por lo bajini” y cuasi avergonzada, lo que considera una probabilidad, por miedo a que las legiones de cartesianos estúpidos los machaquen con su necio cretinismo… O le reñimos a nuestros chiquillos mientras les montamos una Primera Comunión más falsa que los dineros del Palé… Pido perdón a los que se sientan insultados, pero son ellos los que se ofenden a sí mismos, no yo, ni es mi voluntad hacerlo.
En defensa a mi tésis acudo a la ciencia más actual, pero igual podría hacerlo desde las religiones más antíguas, o desde las filosofías más arcanas. Y nada de ello es risible, por el contrario, todo apunta a una explicación plausible… No deseo convencerlos, tan solo tratar de exponerlo desde las escuelas pitagóricas a los modernos teólogos, pasando por pensadores y filósofos; la teoría del Todo en el Uno, o la unicidad de lo múltiple. Hoy es un hecho demostrado por la Física Quántica después de que la física primaria desarrollara el principio de la Energía, y Einstein lo relacionara con la materia en su Teoría de la Relatividad y en su conocida fórmula E=mc2.
Dicho todo esto, lo que ya resulta innegable es que todo lo existente está interconectado. Y en ese todo estamos incluídos nosotros. Todos y cada uno de nosotros: usted, aquél señor de allí, y yo… Eso quiere decir que, por muy individualidades que seamos, que lo somos, estamos conectados entre todos y al Todo. Que no somos entes aislados que tan solo nos relacionamos unos con otros, sino que, de alguna forma y manera, interconexionamos. Y no solo con los que tenemos algún tipo de relación, también con el resto de la humanidad que ni siquiera sabemos de su existencia ni los conocemos. Pero no queda ahí la cosa: igualmente estamos conectados a cuánto existe: a nuestro propio planeta, nuestro sistema solar, nuestra galaxia, nuestro universo, nuestro cosmos, y a todos los mundos existentes y los que pueden existir… Osea: somos y formamos un Uno con el Todo. Sé que esta idea resulta mareante por omniabarcante, y que dá vértigo tan solo con pensarlo, vale, de acuerdo, pero es una verdad absoluta.
Llegados a este punto, resulta inapelable el razonamiento lógico que igualmente estamos interconectados en ese todo con las energías inteligentes que cohesionan y funcionan en cuanto existe. De hecho, nosotros mismos somos una mezcla de masa (materia) y energía espiritual consciente de sí misma, lo que nos otorga la individualidad y personalidad propia… Así que no es en absoluto descabellado pensar que estamos conectados, relacionados, unidos, muy posiblemente tutelados, con, en y por tales entidades energéticas puras a los que hemos dado en llamar ángeles… Lo que seamos conscientes o inconscientes de ello, eso ya es harina de otro costal.
…Porque, “raras avis” son las personas que poseen la facultad de tener conciencia de ello, pero doy fe que haberlas háylas… Swedemborg, científico, filósofo, médico y pensador, es el más conocido de ellos, pero existen otros escritores y místicos que lo han dejado por escrito. Yo mismo conozco a alguna persona, normal y corriente como nosotros, que tiene ese don, o facultad, o lo que queramos llamarlo (en realidad debería ser lo normal; lo anormal es que hayamos perdido la capacidad de hacerlo), y eso forma parte de los efectos de nuestra “caída”, pero eso sería otra película… Por eso que a la inmensa mayoría tan solo nos es dado intuírlo por el efecto de las causas más que por una comunicación directa y personal, como debería ser pero ya somos incapaces de establecer.
Yo estoy seguro de ello y de ellos… Nosotros somos parte de su propia labor y experiencia en su camino evolutivo. No digo que cada uno tenga la exclusiva del suyo, pero es posible que una entidad evolucionada se haga cargo de muchas, o de varios, como parte de su tarea; ni que porten alas y vestiduras talares e iconografía variada. Esto se ajusta más a ese muy antiguo y sabio axioma de “cuando está dispuesto el discípulo es cuando aparece el maestro”… Y pueden “aparecer” de muy distintas formas y diferentes cualidades; no tiene por qué ser directa y personalmente, puede ser a través de terceros; o por flashes de ideas, o iluminación más o menos espontánea; o lo que siempre se le ha llamado “Ciencia Infusa”, o vaya Dios a saber qué y cómo…
Lo cierto y verdad es que todos hemos sentido alguna vez en nuestra vida la experiencia de su existencia. Fugaces momentos en que nos vemos impelidos por algo que no es autoconsciente… Lo que pasa es que no nos abrimos a tal sensibilidad, y mantenemos cerrados los canales anímicos por falsas trabas mentales. Tener conciencia de su existencia tampoco es creer en la magia de lo sobrenatural, y mucho menos en la de lo ritual, sino admitir la lógica de lo natural… Conozco a un joven y pragmático estudiante universitario (ni es santo, ni es visionario) al que le resulta sobradamente indiscutible su manifiesta realidad, y tiene sus muy buenas razones.
Los teólogos hicieron de la angeología casi una ciencia, y la ciencia ha demostrado la fiabilidad de tal posibilidad, otra cosa es otra cosa…Y sí, ¿qué pasa?, yo creo en los ángeles, claro, como fuerzas evolutivas hermanas y paralelas, e incluso complementarias, a las nuestras propias… e incluso a pesar de nosotros. Y no me da ningún reparo admitirlo, faltaría más… Ahora, ya cada cual, allá cada cual.
Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com
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