EL MENSAJE

Nada puedo contar que no se sepa sobre los conocidos Evangelios como Nuevo Testamento… El otorgarle el segundo nombre la Iglesia Católica es por su interés en vincularlo con el Antiguo Testamento, una serie de textos bíblicos antecristianos, a través de los que se desea emparentar con el judaísmo, y que se consideran relacionados con la figura central de Jesús. Sin embargo, este es un punto un tanto oscuro… Que el personaje primordial, un tal Joshua Ben Youseff sea judío, solo tiene en común su propia historia y tradición por nacimiento, pero nada que ver con la universalidad de su Mensaje encerrado en su doctrina. De hecho, aún respetándolas, dejó claramente establecido que superaba su propia cultura, etnia y religión.
En puridad, podríamos decir que Jesús era judío – en realidad entonces, palestino – pero Cristo (la entidad que lo encarnó) no dependía de ninguna genética… Es que, lo de Jesús, el Cristo, tiene su propia explicación lógica que separa ambos conceptos, se cuente como se cuente la simbiosis de ambos por parte de quiénes la cuenten. Lo cierto es que, llamémosle Jesucristo, fue un ser avanzado que vino a dar un empujón evolutivo a la humanidad; a eliminar de ese humano sus falsas creencias, y a mostrarle el camino hacia el verdadero, auténtico y genuino Dios (al que llamaba Padre), total y absolutamente opuesto, por cierto, al por conocido y temido como Jehová, dios de los ejércitos, o Yahvé, como un dios menor celoso, vengativo y sangriento, no como un Dios-Padre.
Lo que pasa es que la Católica, nacida directamente del judaísmo más ortodoxo, ha preferido conservar el nexo de unión que enlaza ambos, no solo en las formas (curias sacerdotales y rituales), sino también en las históricas (religiosas y culturales)… Pero cada vez se demuestra más claramente que Cristo no vino a fundar iglesia alguna, dado que toda verdad “reside en el interior del hombre, y no en templo alguno”, puesto que su templo es su propia alma. Lo que pasa es que su legado (Evangelio) ha sido acomodado a las exigencias temporales de la propia Iglesia, y sujeto al dictado de su propio dogmatismo. Sin embargo, ese Evangelio, despojado de tales condicionantes, y examinado desde las cajas de resonancia de otros igualmente existentes Evangelio no canónicos – encorsetados – y antiguas escrituras de otras culturas, expande la luz que su portador vino a traer al mundo, sin más cortapisas que las entendederas de cada cual.
“Evangelio” viene del griego: “Buena Nueva”; si lo traducimos por libre vendría a ser como “Buenas Noticias”; o si al pie de la letra, como “Nuevas Noticias”… Pero todo Mensaje requiere un Mensajero, un alguien, o unos álguienes, encargados de difundirlo. No existe Mensaje sin Mensajero, como tampoco puede existir Mensajero sin Mensaje. Tan es así, que la propia palabra primordial de Evangelio lleva incorporada en sí misma al mensajero: Ángel. Fíjense en la estructura de la propia palabra: EV-ÁNGEL-IO. Y todos sabemos lo que significa la palabra Ángel por separado, precisamente: Mensajero. Luego no puede estar más claro.
Otra cosa muy diferente (aunque no distintas) es que Jesucristo fuera o no un ángel mensajero encarnado en un cuerpo material como los de los destinatarios de su mensaje. En física quántica, por cierto, eso no es imposible… Y eso tampoco tiene la menor importancia, cuando por el propio Mensaje del Mensajero se sabe que tanto se hacía llamar Hijo de Dios como Hijo del Hombre (ambas naturalezas se atribuyó, y con todo el sentido lógico del mundo mundial), como que, en determinados momentos, estuvo asistido a su vez por ángeles, mensajero o mediadores… Es que, de aquí parte, precisamente, la gran confusión que el personal, mejor dicho, el gentío, tiene a tales respectos, con todos mis respetos.
Para los que creemos en una Creación puramente energética, si bien que sumamente inteligente, no existen mayores diferencias – mejor, lo que nos empeñamos en ver – aún siendo una mera ilusión, un espejismo; o, utilizando la misma raíz del espejo, una imagen especular, en definitiva, una especulación… Nada es real, salvo la energía original. Traten de imaginar una vibración única y primordial que va bajando de intensidad, grado a grado, hasta ir formando los múltiples e infinitos niveles de masa; masa que se condensa en otros estadios de materia; materia de la que se desgranan las incontables formas…
Pero añadan a eso, que cada punto de esa incuantificable gradación tiene su propio nivel de conciencia, tanto general como, en nuestro caso, individual… En ese estado de cosas, tanto los ángeles pueden tener forma humana, como los humanos elevarnos a la conciencia de los ángeles. Solo está en saber familiarizarse con las distintas dimensiones sutiles de la materia y/o de la energía. Hasta puede ser que los ángeles y los humanos empezamos siendo los mismos, y acabemos siendo lo mismo. Esto es: meros depositarios, y transmisores (mensajeros) del conocimiento (mensaje) que viaja desde el Alfa hasta el Omega llevando la información primigenia. Todo esto se encierra en un solo y único concepto: EVOLUCIÓN.
El viaje es cojonudamente grandioso, pero terriblemente simple: La energía prístina (la anterior al Big Bang) da forma a la materia, desde la más ligera a la más grosera, con el único fin de espiritualizarla dotándola del conocimiento que la regrese a su origen una vez transformada… Poco más o menos, claro. No me pregunte el motivo ni el objetivo. Lo único que llego a intuir es que nosotros somos una mezcla de ambos casos (energía pensante y materia fluyente) en un estado en el que se nos ofrece colaborar y participar, pero dónde también se nos da el libre albedrío de elegir bien o mal, de equivocarnos para aprender con conocimiento de causa. Es el momento actual de nuestra personal responsabilidad.
Ahora, hasta que nos demos cuenta, somos seres únicos que conformamos una sociedad común, local y global… La única forma y manera que tenemos de analizarnos como personas es viendo nuestro reflejo en el estado de nuestro mundo, como colectivo. Podemos decir que las personas somos la Causa, y que el mundo es el Efecto… Luego, si el mundo está como está, es porque nosotros somos como somos (otra cosa es lo que somos). El único problema reside en la escalada de conciencia con que funcionamos como seres individuales, que no es otra que el índice evolutivo de la humanidad que formamos… Y ese es, precisamente ese, el Mensaje del Mensajero.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / miguel@galindofi.com / www.escriburgo.com
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