YO NO LO SÉ...
Me preguntan amigos míos de dónde saco todo lo que escribo a diario y cómo lo hago… La verdad, sinceramente, yo tampoco lo sé, para qué los voy a engañar… Otra cosa muy distinta es si tiene algún valor, si le sirve a alguien, si son de interés… Imagino que eso es algo que tendrán que valorar los demás, si quieren hacerme el honor, pero no me corresponde a mí el hacerlo; y no se trata de una falsa, o no falsa, modestia, es simplemente que no puedo autovalorar sus contenidos, aunque sí calificar, y aún más clasificar…
Lo crean o no, me limito a emplear mi tiempo en escribir aquello que se me ocurre en cada momento de mi reloj de jubilado, aparte de atender, en lo posible, las peticiones e indicaciones de algunos álguienes que me siguen, e incluso de alguno/a que me per-sigue. Nada más que eso… Y lo cierto es que mantengo estable un pequeño “colchón” de escritos en reserva, el cual me permite administrar cómodamente la salida de los mismos dentro de la agenda que me brinde el calendario.
Ese es todo mi secreto y todo mi plan (de escaso futuro). No existe más historia que esa. Todo lo que escribo lo cuelgo de mi web, que supongo conocen: www.escriburgo.com y de la que ignoro hasta su capacidad de posible almacenamiento, que imagino será limitado… Así que, los que considero que pueden trascender la actualidad del implacable tiempo, los voy guardando en un archivo susceptible de editar en libro(s) que la generosidad de algún sello me puede brindar ocasionalmente.
No hay nada más. Y si hoy lo expongo aquí es por un par de motivos: por contestar y satisfacer a los amigos que tanto me preguntan, y a los que respondo en mi primer párrafo; y para que el público lector sepa el tratamiento que le doy a mis ocurrencias diarias, y en qué “cajón” los voy dejando caer para quienes les quieran echar mano por si les son útiles en algo. Lo único que les pido, si no tienen inconveniente, claro, es que me lo hagan saber si no es mucha molestia… Solo por curiosidad, y sin ningún otro interés. Por eso sé que algunos grupos y/o institutos los usan para impartir algún ciclo de charlas, montar algún seminario, que luego me comunican a través de mi programa de radio “desde El Mirador”…
Así que dicho queda cuánto tengo que decir. Lo demás se lo dejo a la valoración y/o interpretación de ustedes… El otro día me confesaba un buen y joven amigo próximo a su jubilación (ambas cosas no entran en contradicción desde mi edad), que temía dar el paso porque no sabe qué va a hacer con su tiempo libre, y eso lo condicionaba personalmente… “No tengo la suerte que tú tienes”, me espeta, “que lo empleas en aquello que sabes, quieres y te gusta hacer”.
Pues miren, a lo mejor todo se limita a eso: que es tan solo que una satisfactoria solución a mi jubilación… y punto pelota. Le dije que, en mi caso, he estado más de media vida esperando que llegara esta situación, y en su caso, tendrá que buscar su propio motivo. Y si tal objetivo se cumple, que yo creo que sí, pues entonces no hay que buscarle más patas al gato… Soy una especie de jubilata maníaco que, en vez de agarrarse al sucedáneo del Inserso, le ha dado por llenar blogs. Y voy por libre. Será todo lo raro que los demás quieran, pero creo que no hago mal a nadie si me salgo del común contenedor.
Habrá quién no opine lo mismo, eso es algo que no puedo evitar… Lo último que alguien me ha llamado, por ejemplo, es “Hereje”, por mis consabidas opiniones sobre las religiones. Lo que ignora ese amable alguien es que no me ha insultado, sino que, por el contrario, me ha piropeado, porque esa definición viene del griego Hairetikós, y significa, ni más ni menos, que “el que es libre de elegir”. Y eso es muy cierto, pues eso mismo es lo que yo hago. Afortunadamente, aún mantengo la libertad de elegir lo que pensar y lo que decir.
Y de momento, y Zeus quiera que dure lo bastante como para cubrir el ya corto espacio de vida consciente que me quede, también tengo la libertad, pues eso que he dicho antes: de escribir y proclamar lo que decido pensar… Así que tampoco puedo decir más. Y es lo que hay: a los que se sienten molestos por lo que suelto, habrán de aguantarme y tolerarme; y a los que creen que les puede servir de algo lo que voy poniendo en estas letras, pues que no sean tontos y se aprovechen mientras quieran y puedan…
Hace cincuenta años, yo era un pisacharcos profesional, y no disponía de tiempo ni para mí mismo. Y, sin embargo, escribía una columna semanal para un periódico, que luego aprovechaba para un programa de radio. Era como una necesidad innata. Nada del otro mundo… La única diferencia es que en la actualidad sí que dispongo de ese tiempo – y de esa libertad que antes tampoco – y lo demás viene por sí solo, sin ningún tipo de mérito ni esfuerzo por mi parte. Esa es toda la explicación, salvo que se quiera ver algo más en lo que tan solo es una disposición natural.
Dicen que una persona es lo que ha decidido ser. Otra cosa distinta es que lo haya logrado, intentado, y/o conseguido de forma peor o mejor. Eso es solo cuestión de matices, o de ajenas valoraciones. Lo importante, creo, es si esa persona se siente, o no, suficientemente satisfecha… En mi caso personal, me considero relativamente, o discretamente si quieren, satisfecho conmigo mismo. Todo es claramente mejorable, sin duda, pero también hubiera podido salir bastante peor. Miren, yo creo que habré de conformarme, ¿no?..
Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com
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