F... 2026

No me atrevo a poner Feliz a un año que se presenta como todo lo contrario, en el que nadie está por la labor de arreglar nada, y a nosotros nos da igual mientras no nos arruinen las uvas… Cualquier augur que examine el actual estado de las cosas, y de confrontación política, social y económica, no encontrará vísceras propicias en ninguna paloma que despachurre. Todas las de la paz han sido sacrificadas, y en los cielos solo vuelan cuervos, afilados y enfilados, por los buitres que hoy mangonean el mundo… Cuando esto escribo, Trump, el emperador de ese mismo mundo, acaba de bombardear el Estado Islámico en Nigeria, con la excusa de que allí han declarado la guerra a los cristianos (en realidad ha sido a los católicos), y a los de “sus” comunidades evangelistas más fundamentalistas; así que responde con una Cruzada de igual signo y matanza.
Lo mismo que está haciendo con Venezuela, para hacerse con su petróleo; ésta con la aquiescencia del personal “democrático”, porque es el Capo de la City contra el matón de barrio, el abusón del recreo… Hoy, por mañana, hará ir a besar los mármoles de su mansión en Mar-a-Lago a un humillado y machacado Zheliensky, para que renuncie a la parte de Ucrania que él quiere regalar por Reyes a Putin, como símbolo de la mala voluntad de ambos… A Nethanyahu ya le ha obsequiado la Franja de Ghaza, y le está dejando hacer la última limpieza étnica de Palestina, incluidas mujeres y niños, impunemente; y sus colonos criminales okupan asesinando a familias enteras. Y nadie mueve un dedo ni dice nada.
Todo, con el silencio de las cada vez menos potencias, pero más impotencias, naciones europeas; y las cada vez más cerradas bocas de los medios informativos del resto del mundo… Además de fomentar y financiar – ya ni siquiera se molesta en ocultarlo – a todo país y partido de corte nazifascista. Tal es el panorama que nos trae 2026. Así que por eso lo inicio solo con la “F”… Efe de falsedad, de Feo, de Fatalidad, de Funesto, o de Furufalla, ustedes mismos. Pero me supone un vergonzoso cuestarriba calificarlo de feliz, por el mero hecho de estar adocenados por una vendida y estúpida tradición trufada de hedonismo y narcisismo.
Se me podrá oponer que se habla de deseos, no de realidades. Y que desear lo bueno, no es malo… Naturalmente que no, faltaría más; pero obrar durante todo el año haciendo lo contrario a lo que supuestamente se desea, es más falso que una galleta de cartón. Porque eso es lo que hacemos, en definitiva: aumentar el consumismo, atacar el medio ambiente, envenenarnos de ultraprocesados, suicidarnos como imbéciles, y votar a Vox, entre otras lindezas y bajezas… Además, dentro de nada, tendremos las magnas – y no menos sagradas – festividades de la primavera (las lupercales romanas) y semana santamente santa por la santa leche, para luego volver empalmar con los tórridos y hórridos veraneos, que nos enganchen a las siguientes FF. Navidades y nuevo año nuevo. Y que siga el ciego ciclo.
Pero, mientras tanto, como dice Javier Sampedro, “te levantas, echas un vistazo al periódico, y te dan ganas de volverte a la cama”… Esa es otra. El periodismo, la televisión, los medios de in-comunicación, se basan en esa canción de John Lennon: “he leído hoy una noticia, oh, boy…”, y narra todo lo horrible del pan nuestro que nos trae cada uno de nuestros días… Si una plastificada mortadela ha provocado la intoxicación de docenas de personas, es noticia, pero que no pase nada malo, se considera normal, y eso no es noticia. Lo desgraciadamente normal es que nos rellenemos de malas noticias a diario, y se vea como correcto; y ese es, precisamente, el verdadero defecto del efecto.
“No news, good news” es el refrán hecho famoso entre los periodistas americanos: “si no hay noticias, son buenas noticias”, dicen, y eso refleja el hecho evidente que las noticias, por definición, son malas. Y eso también, a los lectores, u oidores, imprime un sesgo negativo en nuestra percepción del mundo; y da la razón a los que dicen que la razón de ser la prensa, no es celebrar lo que va bien, sino denunciar lo que está mal…Yo no lo veo enteramente así. Eso hace que existan cada vez más personas que se pasan al lado del “yo ya no leo los periódicos, ni oigo las noticias de los telediarios”; y eso, tampoco es bueno, precisamente, ya que somos humanos, no avestruces.
La naturaleza periodística es INFORMAR, pero tanto de lo bueno como de lo malo, no DESCARTAR lo poco de lo primero por lo mucho de lo segundo, porque eso “no vende”, pues se está prescindiendo de lo positivo para solo sacrificar, y sacrificarse, a lo negativo. Y, ya de paso, restar a la capacidad de opinión por comparación, en toda la ciudadanía… Por eso el columnismo resulta esencial, y primordial. Sin embargo, es una batalla aparentemente perdida, dado que los medios están cada día más entregados y vendidos a los intereses espurios que los financian, que a la forma de informar.
También Trump está ganando esta guerra en EE.UU., el paradigma de la libertad de opinión y prensa, hasta hoy, en que fuerza a los medios a expulsar a los comentarista y opinadores que no se pliegan a sus nefasta acciones y deseos; y persiguiendo a las cabeceras que prefieren la libertad al servilismo y sometimiento… Es algo que ha empezado a darse en todo el mundo… También aquí, en España, se está haciendo solapadamente, y me consta de primera mano.
Por eso que la gente prefiere no leer ni estar enterado de lo que pasa, o no pasa pero debiera pasar, renunciando con esa actitud a luchar por una sociedad formada, sino entregada… De ahí que hablar de un infeliz año próximo sea lo más verídico y acertado, dadas las actuales circunstancias. Salvo que existan los milagros, claro, lo cual sería una buena, y feliz, y muy deseable noticia… dicho sea de paso, y porque viene a cuento.
Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com
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