REALIDAD

Cuenta con gracejo el estupendo columnista J. J. Millás sobre el shock que tuvo cuando se enteró por un boletín científico de reconocido abolengo que él (y todos) podíamos ser – de hecho lo somos – el resultado de una asociación de “excitones fraccionarios”, y, por lo tanto, una muy real irrealidad… A ver si me explico: esta línea de pensamiento, derivada de la Física Quántica, claro, ¿cómo no?.. asegura que todo organismo complejo es (somos) una “Realidad Exagerada”; y, por el contrario, cuánto más simple y pequeño, y elemental, sea el organículo (valga el palabro), más real, verídica y certera es su naturaleza y existencia… La verdadera realidad, la auténtica y genuina, es la subatómica, no usted, ni yo, ni su cuñao o nuestro vecino…
Donde no hay trampa ni cartón es en las partículas elementales más elementales posibles (o elementos). Ahí es donde radica la realidad objetiva; y lo demás, incluido nosotros, ya digo, somos realidad subjetiva. Así, sin adjetivos, ni calificativos, ni puñetas empanadas… Un quarck, por ejemplo, como un bosón, un leptón o un electrón es la realidad objetiva con la que se construye la realidad posible, esto es: nosotros y compañía. Entre lo palpable y lo impalpable todo es alucinación, o lo que es lo mismo, materia mental, añadidos, o sea, formas energéticas. Nosotros vemos las cosas al revés: realizamos lo que vemos y fantasmizamos lo que no vemos, justo al contrario de lo que en verdad ES.
Lo que pasa es que la ciencia no ha estado muy feliz en bautizarlo… Porque, no me digan, que todos nosotros y con cuanto nos rodeamos tan solo seamos una Realidad Exagerada, puedo llegar a entenderlo (siempre tendemos a darnos de lo que no somos); pero que solo seamos lo que somos gracias a menudencias, esto es, Excitones Fraccionarios, pues la verdad, es casi como un insulto, ¿no?.. o eso parece. Pero, piénsenlo, también puede resultar como una especie de cura de humildad. Mucho más en estos tiempos que corremos, y en medio de la historia que nos estamos montando.
Podemos usarlo – y no nos equivocaremos – incluso como una clase de filosofía estoica bastante maja, que nos alivie la mala láctea y la tensión alta… Por ejemplo: cuando veamos y oigamos a Trump decir lo que dice y hacer lo que hace, veámoslo como un excitón fraccionario (más de lo primero que de lo segundo) golpeándose el tórax y dando alaridos en su jaula de circo dorada, que le han comprado otros excitones fraccionarios, y fraccionados mentales, que se creen los dueños de ese circo… Escucho las declaraciones de Ayuso, o las de Abascal, y, desde esa perspectiva, a éstos los veo como pulgas en un circo de pulgas, tomando la distancia debida con el de Trump, pero sabiendo que no son lo que aparentan ser, porque están hechos todos de un subproducto real como la vida misma… o, en su caso, la no vida misma.
Lo que pasa, es que esto va con todos y cada uno de nosotros, amigos míos… Si yo me pongo delante del tren, a un suponer, lo que en realidad ocurre es que me despachurro fraccionariamente hablando desexcitando mis sentidos, ¡chuff!.. La Realidad Exagerada que soy se desexagera y vuelve a su única y auténtica realidad: al atomismo, que es de donde salimos, pues eso mismo…
Lo que pasa es que para este viaje no necesitamos de tantas alforjas y aguaeras como nos montamos. Hace miles de años uno de los nuestros más adelantados ya nos dijo lo del “polvo al polvo”, que es exactamente lo mismo con menos palabras… Lo único que hemos añadido a nuestro saber es que nuestro polvo es excitón fraccionario, nada más. Pero eso y poco más, poco es. Porque, en definitiva, no se trata de más ni mayores historias desde que se escribió El Kybalión, hace unos cinco milenios nada menos. Lo que ocurre, entiéndanlo bien entendido, es que lo hemos olvidado, o más arteramente: lo hemos querido olvidar.
El doctor Sans Segarra no hace más que repetirlo en sus conferencias e intervenciones a todo aquel que quiera escucharlo… y desee entender, naturalmente. Pero somos meros colapsadores de energía. No hacemos otra cosa. El problema reside en que no sabemos lo que hacemos; en que somos ignorantes integrales de nosotros mismos. Pero es a nuestro través como se fabrica un mundo material que es absolutamente ilusorio e irreal, incluidas nuestras propias gracias y desgracias de incultos desgraciados… Y metámonos todos y sálvese el que pueda, incluyéndome yo en el basto y vasto lote, por supuesto.
Por no salirme del torpe ejemplo, a esos nefastos y nefandos políticos que están desarrollando tan podrida política, los pre-parimos y preparamos nosotros; nacen de nosotros y nosotros los elegimos y votamos. Se venden y entregan a las oligarquías financieras y sistemas des-educativos para que éstas igual nos pre-paren (de preparar) y nos pre-paran (de parir) a nosotros para que el círculo siga funcionando en vueltas, no en espiral con que adquirir perspectiva, sino planos de mente para no aprender de los errores… Estamos absolutamente condicionados y acondicionados para ser ovejas humanas que usamos nuestro ignaro poder de colapsar energía en beneficio de los que no explotan. Y en perjuicio y para prejuicio de nosotros mismos.
Pero estamos ciego como pedruscos. Por eso que la propia ciencia nos intenta abrir la puerta de servicio, la de atrás, para que entendamos nuestro potencial, y para que comprendamos nuestras posibilidades… Si seguimos obtusos y romos, al final, solo quedarán esos excitones fraccionarios invisibles e invisibilizados, que son nuestra auténtica verdad de Realidad Exagerada, que, falsamente, somos y nos hemos hecho a nosotros mismos… También lo dice y proclama el Dr. Sans: la diferencia reside en tener consciencia de ello, o en no tenerla… Pero, ¿y cuando el no creer anula al querer?.. pues ya solo nos quedaría el saber… si es que queremos saber, claro, que esa es otra…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com
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