CYBORGS

Leo a J.J. Millás que asegura “los estudiantes copian ya sus trabajos escolares de los de esa I.A., que empezó siendo una herramienta a nuestro servicio, y está terminando por ser nuestra dueño”… o dueña, no sé si por género, sexo, por ambos o ninguno. Pero así lo dice. Y es verdad, no se equivoca… Hace la porrompera de años, cuando nacieron las calculadoras de bolsillo, asistimos con igual clase de idiotez a que nuestros vástagos la usaran, desaprendiendo así las cuatro reglas básicas del cálculo. Tan fue así la cosa que, tiempo después, los propios profesores de Matemáticas suspendían a los alumnos que lograban el resultado por el “método de la vieja” (agilidad mental) que les enseñábamos los abuelos.
Lo mismo sucede con lo conocido por Chapt GPT, al que hemos comenzado a imitar después de que él nos imitara a nosotros… Esa cosa se alimenta de nosotros mismos – de nuestros conocimientos – para luego hacernos a su imagen y semejanza, cuando justamente tendría que ser al revés… De todo esto sale una conclusión que ya la quisiera para sí Isaac Asimov, y es que somos los creadores de nuestros creadores, pero llegará un tiempo en que no sabremos si fue la gallina antes que el huevo, o el huevo antes que la gallina.
En realidad es que somos la única especie animal empeñada en entenderse a sí mismo – es patrimonio intelectual del ser humano – pero no sabe hacerlo sin desentenderse de sí mismo. Parece una paradoja, pero no lo es… Entiendan que desentenderse es sinónimo de deconstruirse, o lo que eso signifique: destruirse para estudiarnos como un mecano, o, a lo que vamos, que algo que hemos construido previamente sea lo que nos vea las tripas y decida por nosotros… ¿Qué no?.. Lo de la de-construcción de los sacerdotes cocinales, o cocinarios, es una consecuencia de ese mismo espíritu deconstructivo: desmontan los platos que hemos digerido toda la vida, para volver a montarlos en una nueva gastrociencia, que es la misma que la de nuestras madres y abuelas. El crío que desmonta el juguete, y luego el juguete lo desmonta a él…
La persona humana necesita verse a sí misma fuera de sí misma para estudiarse a sí misma… Esa ha sido la función de los espejos (ciencia especular = especulación) durante milenios. Cuando nos hemos dado cuenta que tan solo es el reflejo invertido de cada cual, hemos sentido la necesidad de ir más allá dotándonos de acciones prácticas, si bien que, en un principio, copiando mecánicamente e imitándonos a nosotros mismos. De ahí nace la robótica. De hecho, una lavadora, una secadora, aspiradores, lavavajillas o robots de cocina, no son más que eso mismo: robots que realizan tareas domésticas en vez de nosotros. Y esto en toda clase de trabajos y oficios.
Pero nos faltaba el antropormofizarnos en ellos, esto es: verlos como nosotros somos, con extremidades y articulaciones, cabeza, piernas, brazos, y después, lo más importante, con capacidad de comunicarse y relacionarse con nosotros… Et voila los robots verdaderamente robots: una réplica de nosotros mismos en una especie de “Gólem” sin más magia que la pura técnica… y algo más: nuestra misma inteligencia incorporada a través de una especie de transfusión de IA… Y henos aquí a nosotros mismos a través de un tercero creado por nosotros mismos.
Así que los robots, esos robots, ya empiezan a comportarse como tales nosotros mismos; sin descartar que, en un mañana cercano, seamos nosotros los que actuemos como ellos… ¿No?.. pues es justo lo que estamos haciendo con ese Chapt Gpt, con esa misma IA, de manera que no resulta descabellado pensar que actuaremos igual, simplemente “dejándonos llevar”, que también es muy nuestro… El secreto está en crear un trasto a nuestra imagen y semejanza,., y luego, en un circuito interno, inyectarle un algo, o un mucho, de nuestros propios conocimientos (o “egos”), ¿les suena esto a algo?..
Al final, como el “invento” de los chefs, los dioses del plato, no deja de ser una re-construcción de lo ya inventado, sea por la naturaleza, o por nuestra tiabuela… Su obligación, al menos de momento, es replicarnos para observarnos a nosotros mismos desde fuera, y decirnos: “y vió que era bueno”, como también dicen que dijo nuestro Creador… ¿Saben qué pasa?.. que no acabamos de vernos en nuestros semejantes, que notamos que son otros “yoes”, y necesitamos crear nuestra propia “otredad” para hacerlos nuestros esclavos. Lo que no sabemos es que puede acabar al revés: siendo nosotros esclavos de ellos.
Esa sensación, la de proyectarnos en otros sin dejar de ser nosotros, solo puede reflejarla (en nuestro estado evolutivo) un humanoide. Su mismo palabro lo dice: un copyhumano, un calco de nos mismo… un espejo que actúa y nos imita… Sin embargo, repito de nuevo, corremos el riesgo de dejar a esas creaciones que actúen “POR” nosotros, al igual que ya estamos haciendo con nuestras propias inteligencias artificiales, autocopiadas de las naturales.
Lo comento con un colega cuasi octogenario como yo, y me contesta: “y a ti y a mí, qué nos va en eso, compadre?”. Salvo en una enfermera cibernética que nos tome la tensión y nos suministre las últimas pastillas de nuestros últimos días, en nada más, creo que le contesté… “¡No me jodas que vamos a terminar así!”, me responde rabioso. Pues lo cierto es que no lo sé a plazo fijo, pero mejor vete haciendo a la idea por si acaso… Imagínatela – añadí mordaz – monitorizando a su centralita de enfermería: “el paciente XXX se ha desconectado”… Piiib…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com
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