CALOR

Las olas de calor de este verano se están presentando terroríficas… No solo por el cambio climático, que sí; y el calentamiento global, que también; pero la igual llamada inversión climática, que se suma a ambas cosas para que no tengamos escape alguno empieza a contar. Se refiere a que en Europa y nuestro norte de España, las temperaturas igual alcanzan en verano cotas desconocidas… Una vasca me reconocía que allí, incluso peor que aquí, en el sureste, pues a los casi 40º se le suma un 90% de humedad; además, añade, el norte no está dotado de aire acondicionado, lo que se suma a convertir los veranos en auténticos infiernos.
Pero es que también hemos inventado otro término que viene a empeorar las cosas, y es lo de la “sensación térmica”; o sea, como buen placebo que es, usted se convence de ello, y sufre más de esos 40º cuando tenemos una máxima de 35, a un suponer… Y si a eso le sumamos el sintagma de calor al que somete la televisión a sus creyentes asiduos y practicantes adictos, que haberlos háylos y son más de los que creemos, la cosa es aún más preocupante. Los meteorólogos y meteorólogas, en cada informativo, se combinan en expandir el horror entre las gentes hipnotizadas por las pulgadas de plasma parlante.
Por ejemplo, esa persona mayor, o no, que se pone a sudar como un poyo por los 45º de máxima que anuncia el/la del tiempo, cuando es la media peninsular, o en Sevilla, y no los 34 de su pueblo, supone una sugestión añadida a la que ya padece de por sí… Es que se recrean en ello, como si fueran comisionados por los vendedores de ventiladores, con auténtica fruición… Añádale a eso que en ese mismo telediario o noticiario, sistemáticamente y sin descanso ni compasión alguna, sádicamente, han estado machacando todos los corresponsales y corresponsalas en todos los puntos del mapa donde se están llegado a las cotas más altas, para contarte que allí se abren las piedras y se ha visto a los lagartos con cantimplora sobre sus lomos.
Y a eso, sígale sumando los avisos de la radio; los programas especiales; los de la DGT por si sales a la carretera; los de Protección Civil por si sales a la calle, o por si no sales; los de Sanidad con los consejos para los golpes de calor; y todas las advertencias acojonantes y acongojantes por parte de todo organismo que se precie… en un “contínuum machaque” que te deja exhaustas las neuronas, como si fuera a producirse el fin del mundo por achicharre cerebral… Y así en un in crescendo suma y sigue que se prolonga y se repite en todas y cada uno de las olas de calor durante el largo y tórrido verano en que estamos más agilipollados que de costumbre, que ya es decir…
O no existen otras noticias que el calor, o el mundo se ha licuado de golpe y no produce otras cosas y casos… Y por supuesto que hace calor, y mucho, y vamos a más según dicen y cuentan los que de esto saben; pero el lavado cerebral al que nos someten en estos meses no es menos real. Fíjense, incluso, la sutilidad con que nos venden, por otro lado, que los centros de interés turístico mitigan el calor, para que el interés del negocio no se detenga; y se hace con la entusiasta aportación del propio personal abducido, que se lo cree… El otro día fué asaltada una señora por la alcachofa parlante, colorada como un salmonete en la sartén rebozado en crema solar, convenciendo al micrófono que en la playa se está tan fresquito con el mar a mano, mientras el panel indicador del paseo marcaba los 36º y esa agua de ese mar estaba al baño María con sopotecientos cuerpos sudorosos de compañía.
Luego, paralelamente a toda esta realidad real, también nos lavan el cerebro con las noticias de que todas esas playas y establecimientos hoteleros habidos y por haber – terrazas y chiringuitos incluidos – están petados de gente hasta las tejas; y que este año hemos batido (todos los años lo batimos) todos los récords de turismo interno y externo, y depredador, y del ránking del mundo mundial… Marvelleux, que dice el franchú cuando se le pela la piel a tiras en plena Manga… Cojonudo, que dice el local pringado de sudor y crema bajo el muy caldeado toldo playero.
Según tales apreciaciones y valoraciones, habremos de creer (o querer creer) que ese calor horríbilis con el que nos meten miedo, atrae a los turistas como la m… a las moscas. Digamos que esa eme es de miedo, no de lo que han pensado, aunque también vale, dicho sea de paso y porque viene al caso… Esto es: recibimos millones de turismeo atraídos, o a pesar, del encangrejamiento de sus cuerpos, a la vez y al mismo tiempo que nos ponen los pavos a la sombra por tierra, mar y aire, a los que aquí sobrevivimos. Parece una especie de contrasentido, ¿no?.. deberíamos ser responsables y advertir a nuestros reptantes visitantes del peligro de morir calcinados, al igual y lo mismo que se advierte del cáncer en los paquetes de tabaco.
Porque, si ese cambio climático y esa inversión climática, llevan ambos un mínimo de elemental razón, y aquí nos van a sobrar los grados en la misma proporción que nos va a faltar el agua, eso no cuadra con los hacinaderos y festivaleros humanos que no dejamos de levantar para alojar el turisteo masivo del que vivimos. No encaja lo uno con lo otro… ¿Usted compraría casa en un “résort” de por aquí, donde se prevé en un futuro superpróximo temperaturas de 50º a la sombra y con escasez de agua?.. ¿Sí?.. pues parece como que es lo que funciona, aunque a mí sigan sin salirme las cuentas.
A lo peor es que mi lógica está averiada por efectos de ese mismo calor, y no carbura lo que tiene que funcionar… O puede que todos hayamos perdido el oremus, y nos dejemos llevar por lo que admitimos como “ite Misa est”; del miedo a la euforia y en su sentido contrario, pues todo, absolutamente todo, cuela en esta cazuela… Y este verano, claro, ha vuelto a pasar, al igual que ocurrió el verano anterior, y volveremos a las mismas el próximo verano… “Mientras rula, no chamba”, me decía mi amigo Juanico echando unas bolas (canicas) en el recreo de aquella lejana escuela. Y es muy cierto que, mientras rule la bola, ésta no para… El problema, nuestro problema, es qué va a pasar cuando esto “chambe” porque se pare. Pero, claro, de esto ya se ocuparán los comecocos del tiempo, a su tiempo; los cometarros de los bulos y de las bolas, cuando ocurra y llegue el momento. ¿No les parece a Vds…?
Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com
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