RODRIGUERÍAS

Me preguntan los de allá un par de cosas sobre nuestro Cid Campeador: la primera de ellas es si existió, o no… Y la segunda, si es cierto, entonces, todo lo del Cantar del Mío Cid y cuánto se cuenta y canta en él. Uno me dice que en una visita a la “madre patria” fué en viaje organizado por Burgos, y le empapuzaron de cuántos cuentos pudieron sobre el tal, y que se volvió con más dudas que certezas sobre su figura… Pues, la verdad, es lo que ocurre cuando la Historia y la leyenda se cruzan; que rentúa haberes más jugosos la segunda que la primera, y eso es lo que se muestra y se vende, a veces en detrimento de la verdad, que no ofrece épica alguna. Y entonces ocurre la gran tontería: que ambas dos, verdad y mentira, se ofrecen como Cultura.
Es cierto que, a la muerte de su señor, Sancho II, del que era paje, y que murió estando vaciando las tripas en la foresta por la mano de Bellido Dolfos, se pudo sospechar que detrás estaba la de su hermano, Alfonso VI, para trincar su parte del reino. Y que entonces, Rodrigo Díaz de Vivar, ya ascendido a alférez, pasó al servicio del tal… Pero lo del Cantar son otros cantares. La Historia no recoge, ni ningún acta registra, que el segundo hiciera jurar al primero en Santa Gadea nada de nada. Eso forma parte del áura con que se rodea la figura épica del tal Rodri…
El destierro que dicen que fué, que sí, es por razones menos heróicas y más pecuniarias y de tesorería… Entonces, los moros y cristianos se andaban – un poco como hoy – más en fiestas y negocios e intercambios, y mientras hubo d´eso, las guerras eran más de pachanga y desfiles, hasta que achucharon los africanos y la cosa se puso seria… Las Taífas de Sevilla y Granada eran tributarias del rey Alfonso, y éste mandó a la primera a Rodrigo, y a la segunda a García Ordóñez, a cobrar las “parias”, que así se les llamaba al tributaje aquél. Mas hete aquí que entre ambos reyezuelos habían surgido enemistades y se hacían la guerra entre sí; pero como el rey cristiano cobraba su “protección” de ambos (más tarde, Al Capone copiaría el método), tanto Ordóñez como Díaz de Vivar tuvieron que enfrentarse entre sí – cristiano contra cristiano a favor de la morisma – cosa muy normal en aquél entonces.
Ganó el de Sevilla y perdió el de Granada, y el Cid volvió muy chulito a la corte, y aprovecho para, enviado a atajar una algarada en Soria, sisarle a su rey unas mordidas de por donde pasó… Al Quadir, taifa de Toledo, dió el chivatazo a su colega Alfonso VI, y éste tuvo que dar ejemplo mandando al Cid y a su hueste al destierro… Rodriguico se había pasado de rosca en las sisas… Como es natural, tuvo que ganarse su vida y las de su banda, y como pistolero de espada que era, y muy bueno, alquilaba sus servicios tanto al moro como al cristiano. La bolsa era lo que contaba, y la épica la que cantaba. Lo de la lealtad y todo eso estaba bien para el caso de los romances y la juglarería de barriga vacía, pero ni la época, ni el horno, tan solo los estómagos, estaban para bollos.
Nuestro Cid se encontró luchando junto al rey moro de Zaragoza, Al-Mutaman, y el rey Alfonso, que estaba ensanchando su finca, quiso atacarla para hacerse con ella, pero se enfrentó al propio Díaz, el de Vivar, que le salió frente a sus morros y le dio para el pelo en Sagrajas… Así que, tras recomponerse el monarca del coscorrón, se dio cuenta que, de tenerlo enfrente a tenerlo a su lado no había color. Por lo que le mandó llamar y le perdonó sus sisas y afrentas. Más vale un mal arreglo que un buen duelo.
Pero como la Historia rula más que chamba, Cuando Alfonsete tuvo que defender la fortaleza de Aledo, aquí mismo, en la Murcia mora (1089), de los almorávides, lo mandó llamar a su socorro, pero andaba liado el hombre en sus propios negocios y razzias, sacándose un sobresueldo, y no acudió a su debido tiempo; así que lo volvió a desterrar otra vez, más cabreado que un mono con el puñetero de Vivar… Y el Cid, nuestro buen Cid, regresó a llenar la bolsa según el mejor pagador, sin importar la causa a la que defender…
Lo de la película del Charlton Heston con lo de Valencia y toda la epopeya es cierta, menos lo de ganar batallas después de ser fiambre, naturalmente, y solo en la mitad… Lo que se silencia es que don Rodrigo Díaz de Vivar, antes de montárselo como paladín defensor de la ciudad ante los almorávides, estuvo a sueldo del sultán de la propia ciudad de Valencia, trabajando en nómina para los del turbante, y sin cortarse un pelo bajo su casco. Era lo que tocaba… Sí es cierto, en cambio, que Cid (que viene de Sidí – señor – ) es como le conocían los de la peña mora. Y tampoco es menos cierto que igual se la llamaba Tagiya (traidor), Laín (maldito) y Kab-aladú (perro enemigo), todo según en qué lado del tablero ponía a trabajar a su Tizona, claro…
No es que no tuviera el hombre un buen par de espolones (en aquella época, el que no los tenía estaba perdido), pero ni mucho menos era la figura de integridad y lealtad que la historia pequeña ha querido pintar de lo sacado de la Historia grande, a fin de manejar su figura según los antojos e intereses de los mandantes y mangantes del turno de oficio. Que a unos les guste más la Leyenda que la Historia, casi que lo veo normal, es más bonica… Pero, por favor, no me las confundan, que no se haga cambalache de la una por la otra, pues eso sería un fraude, y nunca hay que reconocer por verdadero lo que es falso.
El Cid (Sidi) no sé si campeador o campechano, o trampeador, lo cierto y verdad es que campaba por sus propios, personales y particulares, respetos. Trabajaba para sí mismo y para el mantenimiento de su mesnada, que tampoco era poco, y verdad es que fue un mercenario toda su vida, y no lo apunto en sentido peyorativo alguno… Ochocientos años de moros y cristianos, de luchas y supervivencias, da para muchos trotes y tratos; para muchos arreglos, intercambios y componendas “entredellos”.. Había tantas moras en esponsales con cristianos como cristianas en serrallos árabes. Incluso “fijosdalgo” y nietosdalgo, en mezcla de unos con otros… Lo demás es puro cuento del mejor Calleja.
Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com
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