YA NO ES IGUAL

Según el Departamento de Investigación Judicial de la Policía Científica, de todas las huellas dactilares que certifican la autoría en la comisión de un crimen, la menos conocida la llaman hipo/palmar, o “huella del escritor”.
Es la que dejamos en la superficie de la mesa cuando escribimos. Pero en el caso del escribidor la prueba de su delito está en lo que escribe, no dónde escribe.
Mas todo eso ya está dejando de ser importante, pues antes se tenía que demostrar la culpabilidad para condenar, y hoy se tiene que demostrar la inocencia para no ser condenado.
Miguel Galindo Sánchez / www.galindofi.com / miguel@galindofi.com
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